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Kamala Harris y el ‘doble vínculo’ del racismo y el sexismo

Kamala Harris y el ‘doble vínculo’ del racismo y el sexismo
La senadora Kamala Harris (demócrata por California) durante su participación en el debate vicepresidencial en la Universidad de Utah en Salt Lake City, el 7 de octubre de 2020. (Foto: Fremson/The New York Times

La mañana siguiente luego de que la senadora Kamala Harris se convirtiera en la primera mujer de color en participar en un debate como parte de la fórmula de un partido importante, el presidente Donald Trump la denigró y calificó como “totalmente desagradable” y “comunista”. Después, en dos oportunidades, la llamó “este monstruo”.

Su lenguaje deshumanizador, insólito incluso para los estándares de Trump, fue un ejemplo inusualmente explícito de las actitudes sesgadas —sobre cómo deben comportarse las mujeres, las personas de color y en especial las mujeres de color— que se evidencian en los comentarios sobre Harris.

También podemos mencionar la etiqueta de “condescendiente” que los votantes indecisos le aplicaron a las expresiones faciales de Harris, mientras evaluaban el debate en un grupo focal dirigido por un encuestador republicano, Frank Luntz. Y la del miembro de la junta consultora de campaña de Trump que la calificó como una “perra mentirosa insufrible”.

Y luego, la caracterización que el comentarista de Fox News, Tucker Carlson, hizo de ella como una mujer hambrienta de poder y usurpadora de la posible presidencia de Joe Biden, que encajó perfecto en un tropo racista y sexista, aunque Carlson haya insistido en que su comentario no tenía nada que ver con la identidad de Harris.

Este tipo de ataques personales contra Harris se han producido desde el mismo día en que Biden la eligió como su compañera de fórmula, cuando los comentaristas conservadores pronunciaron mal su nombre en repetidas oportunidades además de sugerir que no era negra y, durante esos días, una de las principales búsquedas en Google fue si había nacido en Estados Unidos.

Harris nació en Estados Unidos, en California. Pero el interés en esa pregunta —que evocó la mentira sobre el lugar de nacimiento de Barack Obama utilizada por Trump para atacarlo— dejó en evidencia cuán diferente la estaban tratando en comparación con los candidatos blancos a la vicepresidencia que la antecedieron.

La elección de Harris como la compañera de fórmula de Biden emocionó a muchos estadounidenses que por primera vez se vieron representados en una importante campaña presidencial. También desató un constante flujo de racismo y sexismo, que destaca no solo el doble rasero que enfrentan las mujeres y personas de color, sino lo que sucede cuando múltiples identidades se encuentran: una mujer negra, india-estadounidense, cuyos padres fueron inmigrantes.

Tropos y caricaturizaciones

Uno de los tropos racistas más antiguos es el de la “mujer negra molesta”.

Según Nadia E. Brown, profesora adjunta de ciencias políticas y estudios afroestadounidenses en la Universidad Purdue, ese tropo se popularizó en el show de comedia tipo minstrel “Amos ’n’ Andy”, el cual tenía un personaje llamado Sapphire que se convirtió en sinónimo del estereotipo de la mujer negra “castradora”.

“Enojada”, “grosera”, “agresiva”, “irrespetuosa”: todas estas palabras, usadas por Trump para describir a Harris, juegan con este estereotipo, que también se usó contra Michelle Obama. Las falaces insinuaciones de que Harris está conspirando para gobernar el país en vez de Biden, también reproducen ese estereotipo.

“Le pasará por encima a su anciano y sentimental jefe”, dijo Carlson, presentador de Fox News, el 7 de octubre. “Así que esta noche transmitiremos el debate vicepresidencial, pero lo que en realidad estaremos viendo es la audición de Kamala Harris para la presidencia. Ese es el cargo para el que se está postulando, no importa lo que te digan”.

Los ataques y comentarios de Trump, el 8 de octubre, acerca de que Harris es “antipática” también forman parte de un doble rasero. Según investigaciones, los votantes son propensos a ver la simpatía como algo más obligatorio para las mujeres que para los hombres, y los expertos dicen que, por lo general, las mujeres negras son juzgadas con incluso mayor dureza.

Es una especie de cuerda floja: el comportamiento estereotípicamente femenino puede hacer que los votantes vean a las mujeres que se postulan a un cargo como más agradables pero menos líderes, mientras que el comportamiento estereotípicamente masculino puede hacer que los votantes las vean más como líderes pero menos agradables.

Este es el “clásico doble vínculo”, dijo Amanda Clayton, politóloga de la Universidad Vanderbilt. “Las mujeres solo pueden verse femeninas o como líderes, pero nunca ambas al mismo tiempo”.

Estas caricaturizaciones y dobles estándares han venido acompañados de la sexualización, comúnmente aplicadas contra las mujeres de todas las razas pero, en especial, contra las negras. Este es otro tropo racista: la promiscua e hipersexual “Jezabel”.

Después de que Biden eligiera a Harris, el presentador de radio de derecha Rush Limbaugh sugirió falazmente, citando a un sitio web conservador, que Harris se había “acostado con todos para ascender”. Camisetas con el lema “Joe and the Hoe” (“Joe y la zorra”) estuvieron disponibles en Amazon por poco tiempo. El alcalde de Luray, Virginia, la llamó “Aunt Jemima”, un guiño a otro estereotipo más, el de la “nanita negra”.

“Estas son tácticas claramente misóginas”, dijo Brown, refiriéndose a la combinación de racismo y sexismo que enfrentan las mujeres negras. “No veríamos estos estereotipos o este tipo de amenazas contra ella si no fuera una mujer negra”.

Vigilancia de identidad

A las pocas horas de la selección de Harris, el presentador de radio Mark Levin se embarcó en una diatriba sobre la descripción de la candidata como “la primera mujer afroestadounidense” en una fórmula presidencial.

“Kamala Harris no es afroestadounidense”, dijo. “Ella es india y jamaiquina. Jamaica es parte del Caribe. India está por allá, lejos, cerca de China. Solo lo señalo porque si te atreves a plantear esto, te atacan, pero la verdad es que Harris no es afroestadounidense, y quería dejar eso bien claro”.

Existe un debate matizado dentro de las comunidades negras sobre lo que significa ser “afroestadounidense” en comparación con ser “negro”. Pero es común, incluso entre las personas negras, usar ambos términos indistintamente.

Comentarios como el de Levin suelen ser calificados como vigilancia de la identidad. Entre otras cosas, sugiere que Harris no es quien dice ser o que no puede tener múltiples identidades, como es el caso de millones de estadounidenses.

“Harris tendrá la tarea de manejar esas percepciones sobre su identidad”, afirmó tras su nominación Danielle Casarez Lemi, miembro del Centro de Estudios Políticos John G. Tower de la Universidad Metodista del Sur, quien se enfoca en la raza y la representación. “Y ese tiempo podría dedicarlo al trabajo de campo, construyendo relaciones con la gente y formulando políticas”.

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