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Las ‘damas del yogur’ de Corea del Sur entregan más que lácteos

Las ‘damas del yogur’ de Corea del Sur entregan más que lácteos
Jeon Deuk-soon vende yogur con su CoCo, un refrigerador móvil, en Seúl, Corea del Sur, el 5 de noviembre de 2020. (Woohae Cho/The New York Times).

SEÚL, Corea del Sur — Una hora antes del amanecer, Kang Hye-jeong ya había salido a hacer su recorrido con su refrigerador móvil de baterías, moviéndose rápidamente por los callejones de Cheongdam-dong, un distrito del sur de Seúl.

Estacionó su refrigerador y corrió entre departamentos y edificios de oficinas; fue de puerta en puerta y de escritorio en escritorio, introduciendo los códigos de entrada de los edificios con facilidad, como si fuera otro miembro de la familia o un colega.

Sin embargo, para sus clientes fieles, Kang simplemente es conocida como una “yakult ajumma”.

Las yakult ajummas se visten con uniformes beige, y no dudan en saludar y sonreírles a todos; han sido parte elemental de Corea del Sur durante décadas. Venden yakult —un yogur dulce y bebible inventado en Japón en la década de 1930— en carritos que cuentan con refrigeración. En muchas comunidades coreanas, han pasado de ser vendedoras de puerta en puerta a madres, hijas y tías sustitutas.

Ajumma es una palabra coreana que a menudo se utiliza con cariño para referirse a las mujeres de mediana edad que tienen hijos.

“Entrego yogur, pero también alegría y energía”, dijo Kang, de 47 años, quien ha sido yakult ajumma desde 2012, y se sabe de memoria los pedidos de sus clientes. “La gente, especialmente los ancianos, se sienten bien al ver a una mujer alegre y trabajadora, y algunos de ellos terminan por ser mis clientes”.

Un vecino le pidió a Kang que se acercara. Le compró yogur pero también le dio un poco de su pastel de arroz. Un viejo conserje la saludó calurosamente y le dio una taza de café en la mañana fría.

“Siempre es puntual, con su sonrisa y su saludo”, dijo Lee Hae-sook, propietario de una tienda de vinos. “Le compro yogur y ella me ayuda a empezar bien la mañana”. Es un trato con el que todos ganamos”.

Las yakult ajummas tienen una larga historia en Corea.

A principios de la década de 1970, el gobierno proporcionó subsidios agrícolas para promover la industria ganadera del país. El creciente negocio de las vacas creó un excedente de leche porque los coreanos de entonces tenían poco apetito por los productos lácteos. Así, Korea Yakult, en una empresa conjunta con Yakult Honsha de Japón, introdujo una bebida probiótica dulce hecha de leche fermentada, y anunció los beneficios para la salud de la “yusangyun”, o bacteria del ácido láctico, mucho antes de que las bebidas probióticas formaran parte del lenguaje de los alimentos saludables.

Hay aproximadamente 11.000 yakult ajummas en Corea del Sur, la red de ventas a domicilio solo para mujeres más grande del país. Podemos ver a la mitad de ellas en Seúl, montando sus elegantes refrigeradores móviles llamados CoCos, abreviatura de “cold and cool” (frío y fresco).

Se ha dicho que las yakult ajummas han ayudado a establecer el gusto de los surcoreanos por los productos lácteos, y son tan omnipresentes que se han convertido en celebridades menores de la cultura pop. Su imagen ha dado lugar a una canción, y las estrellas del K-pop incluso han intentado hacer su trabajo por un día.

Jeon Deuk-soon, de 49 años, empezó a trabajar en Bongcheon-dong, un distrito del suroeste de Seúl, como yakult ajumma hace 17 años. El barrio montañoso salpicado de talleres de reparación de autos y fábricas de costura ha sido su núcleo desde entonces.

Jeon antes llevaba su yakult en un carrito de empujar lleno de bloques de hielo para mantener sus bebidas frescas. Cuando estaba en un callejón demasiado estrecho o empinado, o cuando debía subir escaleras, lo cambiaba por una bolsa enfriadora aislante colgada al hombro.

“Imagina cómo me sentí cuando tuve que recorrer un tramo de tres manzanas de subida”, dijo Jeon. “Pero siempre he sido constante al caminar por mis calles, bien sea que haga mucho calor, nieve o llueva”.

En 2015, con la proliferación de camiones refrigerados y tiendas de conveniencia que trajeron una dura competencia al mercado, Korea Yakult introdujo la CoCo. El vehículo, que parece un híbrido entre un transportador personal y un carrito de golf, ha ayudado a rejuvenecer las ventas al permitir que las vendedoras alcancen hasta 8 km/h en calles muy transitadas. Su refrigerador de 220 litros lleva queso, cerveza fría, huevos frescos y carne, e incluso paquetes de comida.

Con el tiempo, la mayoría de las yakult ajummas se vuelven apreciadas por algo más que su pequeña tienda de abarrotes sobre ruedas.

Las mujeres del vecindario a las que se les hace tarde les piden ayuda para el cuidado de los niños y para recogerlos en la parada del autobús escolar. Se sabe que hacen recados y cuidan a las mascotas. Y son especialmente apreciadas por sus clientes de la tercera edad.

“Cuando los visito, los clientes mayores me detienen para compartir todo tipo de historias personales”, dijo Kang. “Me impaciento porque todavía tengo que cubrir mi ruta. Pero recuerdo a mi propia madre y los escucho. A veces hasta lloro con ellos. En este mundo moderno, les falta alguien con quien hablar”.

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