Oatly, empresa productora de un sustituto de leche elaborado con avena que puede servirse con cereal o hacerse espuma para el café capuchino, es el inusual foco de todo ese entusiasmo.
El capital de inversión tiene un lugar en la mesa, al igual que Oprah y Jay-Z. Gigantes del sector de alimentos como Nestlé andan a la rebatiña, pues todos quieren tener un pie en la puerta. Este frenesí tendrá implicaciones para el clima. Incluso hay murmullos de efectos geopolíticos.
Oatly, empresa productora de un sustituto de leche elaborado con avena que puede servirse con cereal o hacerse espuma para el café capuchino, es el inusual foco de todo ese entusiasmo. La empresa sueca Oatly ofrecerá a la venta acciones al público esta semana en una oferta que podría colocar su valuación en 10.000 millones de dólares. La experiencia de esta empresa es una muestra de cómo han cambiado las preferencias de los consumidores, un fenómeno que está transformando el sector de alimentos.
Ya no basta con que la comida sepa bien y sea saludable. Cada vez más personas quieren estar seguras de que la kétchup, las galletas o la pasta con queso que compran no contribuyan al deshielo del casquete de hielo polar. La producción de alimentos es uno de los principales impulsores del cambio climático, en especial aquella relacionada con los animales (las vacas eructan metano, un potente gas de efecto invernadero). Algunos sustitutos para la leche elaborados a partir de soya, anacardo, almendra, avellana, cáñamo, arroz y avena han proliferado en respuesta a la creciente demanda.
“Tenemos una visión osada de un sistema alimentario más beneficioso para las personas y para el planeta”, declaró Oatly en el folleto informativo de la oferta. Se espera que las acciones de la empresa comiencen a cotizar en Nueva York el 20 de mayo.
Para justificar su inflada valuación, Oatly debe convencer a los inversionistas de que puede dominar un mercado en el que ya hay gran competencia y al que los grandes conglomerados del sector de alimentos apenas comienzan a canalizar sus formidables recursos. Nestlé, la mayor productora de alimentos envasados del mundo, lanzó su propia alternativa para la leche este mes, elaborada con guisantes.
Oatly cultiva una imagen novel con diseños y logotipos — Oatly!— en sus envases que parecen dibujados a mano. En su publicidad dice ser “como la leche pero hecha para humanos”. Sin embargo, la compañía ya tiene más de 25 años y cuenta con el respaldo de inversionistas importantes.
La accionista mayoritaria es una alianza integrada por una empresa propiedad del gobierno chino y la firma belga Verlinvest, encargada de invertir parte del patrimonio de las familias que controlan el imperio de la cerveza Anheuser-Busch InBev. Blackstone, la gigante de la inversión de capital, es titular de poco menos del ocho por ciento de Oatly.
El interés de inversionistas serios confirma que la comida vegana ya forma parte de la cultura dominante, pero también podría dificultarle más a Oatly mantener su imagen de rebeldía frente a las élites. La empresa sufrió una reacción negativa de algunos seguidores después de que Blackstone encabezó una inversión de 200 millones de dólares en Oatly el año pasado. Stephen Schwarzman, director ejecutivo de Blackstone, era partidario firme del expresidente Donald Trump, quien sostiene que el cambio climático es un engaño.
Oatly expresó su esperanza de que la inversión de Blackstone inspire a otras firmas de inversión en fases consolidadas “a canalizar su valor colectivo de 4 billones de dólares hacia inversiones verdes”. El respaldo de Blackstone también ayudó a darle credibilidad a Oatly en Wall Street. Además, no hubo ninguna señal de que la participación de Blackstone produjera una ralentización en las ventas de Oatly, que se duplicaron el año pasado.
Algo que favoreció la imagen de Oatly fue una lista de celebridades que invirtieron en ella, como Oprah Winfrey, Natalie Portman, la empresa Roc Nation de Jay-Z y Howard Schultz, antiguo director ejecutivo de Starbucks. Todas estas personalidades tienen alguna conexión con el movimiento de vida saludable o las dietas basadas en plantas.
Oatly se negó a hacer comentarios, pues existen regulaciones que limitan las declaraciones públicas en el periodo previo a una oferta pública inicial.
La leche de avena forma parte de toda una tendencia hacia alimentos sustitutos de productos animales. Las empresas de tecnología dedicadas a los alimentos, como Beyond Meat, han recaudado poco más de 18.000 millones de dólares de inversión en primeras fases, según PitchBook, empresa que recopila datos de esa industria. Los lácteos a base de plantas, que en Estados Unidos incluyen marcas como Ripple (que utiliza guisantes) y Mooala (plátanos), generaron ventas por 640 millones de dólares el año pasado, más del doble de lo generado el año anterior.
En Estados Unidos, los sustitutos de la leche como la leche de avena y la de arroz constituyen una industria de 2500 millones de dólares que se espera crezca a 3600 millones de dólares para 2025, según Euromonitor. En todo el mundo, se espera que esa industria crezca de 9500 a 11.000 millones de dólares.
Las alternativas para la leche, que en alguna época constituyeron un nicho de mercado, se han convertido en un elemento tan estadounidense como el béisbol. Esta temporada, en el estadio de los Yankees, en el estadio Wrigley Field de Chicago y el Globe Life Field en Arlington, Texas, donde juegan los Rangers, se venderá una versión congelada de Oatly que parece un helado suave.
Las ventas de Oatly, que fueron de 204 millones de dólares en 2019, se dispararon el año pasado a 420 millones de dólares. A pesar de ese aumento, la empresa registró una pérdida de 60 millones de dólares debido a que invirtió en nuevas fábricas, publicidad y nuevos productos. Oatly también vende su bebida imitación leche en sabor chocolate y otros más, así como sustitutos de yogur, helado, queso crema e incluso crema fresca, sin contenido lácteo.
En 1994, Rickard Oste, profesor de química de alimentos y nutrición en Suecia, fundó Oatly junto con su hermano, Bjorn Oste. Su trabajo en Malmo, Suecia, les permitió desarrollar un método para procesar una lechada de avena y agua con enzimas y producir un dulzor natural, con consistencia y sabor parecidos a los de la leche.
El crecimiento de la empresa avanzó a toda velocidad después de que Verlinvest adquirió una participación mayoritaria en 2016 mediante una coinversión con China Resources, conglomerado propiedad del gobierno con participaciones considerables en industrias como la cementera, la cervecera, la minorista, la generación de electricidad y la minería del carbón, entre muchas otras. Los nuevos recursos ayudaron a Oatly a extender sus operaciones en Europa y comenzar a exportar a Estados Unidos y China, donde muchas personas son intolerantes a la leche de vaca.
Sin duda, la participación de China Resources ayudó a abrirle puertas en el mercado chino. Asia, principalmente China, generó el 18 por ciento de sus ventas en el primer trimestre de 2021, y crece a una tasa del 450 por ciento anual, según Oatly.
En Europa, cada vez hay mayor inquietud en torno a las inversiones chinas en industrias estratégicas como la automotriz, la robótica y las baterías. La Comisión Europea ha comenzado a erigir barreras regulatorias para las empresas con vínculos financieros con el gobierno chino. Pero hasta ahora, nadie ha expresado ningún temor de que China pueda llegar a dominar el suministro mundial de leche de avena.
De cualquier forma, por si acaso, el folleto informativo de Oatly le ofrece la opción de cotizar en Hong Kong si la participación extranjera se convierte en un problema en Estados Unidos.
El potencial del mercado de alternativas para los lácteos no ha pasado desapercibido para las grandes productoras de alimentos. Oatly reconoce en los documentos de su oferta que enfrenta una competencia muy dura, incluso de “corporativos multinacionales con recursos y operaciones que superan por mucho los nuestros”.
Uno de ellos es la fabricante británica de bienes de consumo Unilever, que anunció el año pasado su meta para 2027 de generar ventas por mil millones de euros (1200 millones de dólares) en productos a base de plantas sustitutos de carne y lácteos, por ejemplo la mayonesa vegana Hellmann’s o el helado Ben & Jerry’s sin contenido lácteo. Unilever no ha anunciado planes de lanzar un sustituto para la leche.