Para evitar una potencialmente desastrosa parálisis en la campaña de vacunación durante el verano, y mayores afectaciones económicas, las regiones de Italia exhortan al gobierno a ir adonde están los vacacionistas y ofrecerles inoculaciones en la playa.
A medida que el médico Mario Sorlini sienta a pacientes en un centro de vacunación cerca de la muy afectada ciudad de Bérgamo, les explica una potencial complicación de la vacuna contra la COVID-19.
La segunda dosis, dice a los pacientes con caras que reflejan terror, deberá administrarse en una fecha durante las vacaciones de verano.
“Pero para entonces estaré en Cerdeña”, dijo que algunos respondieron con angustia. Otros se quejaron sobre habitaciones de hotel que ya tienen reservadas. Otros, dijo, se levantaron y se fueron.
Durante meses, los italianos han esperado con ansias las vacunas que les darían seguridad, libertad del confinamiento y algo parecido a la vida normal. Después de errores y obstáculos iniciales, la campaña de vacunación finalmente ha aumentado el ritmo, pero se dirige hacia una colisión directa con las vacaciones de verano, que son sagradas para muchos italianos, y esto provoca temores entre los funcionarios de que un número significativo prefiera salir de viaje antes que vacunarse.
“Estoy segura de que muchos, después de un año tan difícil, se arriesgarán a posponer la vacuna” hasta después de las vacaciones de verano, dijo Renata Tosi, la alcaldesa de Riccione, una ciudad con playa que está tan relacionada con amores veraniegos que prestó su nombre a un reciente himno vacacional. Eso podría generar un peligro significativo el próximo otoño, escribió Tosi en una carta abierta al presidente de la región.
“La segunda dosis bloquea las vacaciones”, se lee en un encabezado en Messaggero Veneto, un periódico en el noreste de Italia, lo que hace eco de las inquietudes en diarios, sitios web y cuentas de redes sociales en todo el país.
Un estimado de veinte millones de italianos (la edad de la mayoría oscila entre los 40 años y los 50 y tantos), enfrentan la posibilidad de recibir su segunda dosis a mediados de julio o peor, en la vorágine que es el agosto italiano, que saca a las personas de las ciudades y las lleva a los abarrotados pueblos costeros.
Para evitar una potencialmente desastrosa parálisis en la campaña de vacunación durante el verano, y mayores afectaciones económicas, las regiones de Italia exhortan al gobierno a ir adonde están los vacacionistas y ofrecerles inoculaciones en la playa.
“Queremos darles la segunda dosis a turistas que no son de Véneto”, dijo a reporteros Luca Zaia, el presidente de esa región, la cual incluye a Venecia, “y también a extranjeros; si así lo desean, podemos encontrar una solución para ellos”.
Zaia ha encabezado la ofensiva que busca presionar al gobierno, con el fin de que sea más flexible. Quieren salvar la temporada turística y que se relaje el rígido sistema de salud regional para permitir que los italianos se vacunen en regiones de sol y arena lejos de casa.
El nuevo gobierno de Italia, liderado por el primer ministro Mario Draghi, se enorgullece de su pragmatismo y está desesperado por poner en movimiento la economía del turismo. Draghi recientemente anunció que Italia levantaría las cuarentenas y las restricciones a los turistas internacionales vacunados y les dijo: “Es momento de reservar sus vacaciones a Italia”.
Paraísos insulares como Capri, preferido por muchos extranjeros, han acelerado sus campañas de vacunación y ahora son considerados como libres de COVID. Sin embargo, cuando se trata de los italianos, que todavía están en el proceso de recibir la vacuna durante los meses del verano, el gobierno ha buscado alcanzar un equilibrio entre estar abierto a ideas innovadoras y regañar a los italianos por su fiebre primaveral y veraniega.
“Si hacemos escapadas de fantasía e invenciones, no cuenten conmigo”, dijo el martes Francesco Paolo Figliuolo, un general del ejército que pusieron a cargo del esfuerzo de vacunación de Italia, con la intención de enfriar los planes propuestos por los gobernadores de inocular a los italianos que salgan de vacaciones donde sea que vayan.
Una política como esa lo más probable es que alteraría las rígidas bases de datos regionales y el proceso ordenado que al fin ha comenzado a disminuir las muertes y los contagios. Los italianos, dijo el general, deberían planear sus vacaciones alrededor de la cita para la vacunación cerca de su hogar. “Cualquier persona que salga de vacaciones debe planear de acuerdo con su cita”, dijo.
Massimiliano Fedriga, presidente de la Conferencia de Regiones de Italia, también calificó la idea de vacunar a los italianos mientras están de vacaciones como imposible.
“Espero que todos se den cuenta de que algunos lugares esperan la llegada de millones y millones de turistas”, les dijo a los reporteros. “Y eso es técnicamente imposible”.
Sugirió salir del lugar donde se está vacacionando durante un día y luego volver.
No obstante, eso es más fácil de decir que de hacer y muchos se han quejado de que el gobierno es el culpable de alterar las reservaciones y crear confusión. En un esfuerzo por aumentar el número de italianos con cierta protección contra el virus, el 30 de abril, Italia permitió una extensión de hasta 42 días, de los 21 originales, al periodo de espera entre la primera y la segunda dosis de la vacuna Pfizer. Los italianos que reciban la vacuna de AstraZeneca tienen que esperar aún más entre dosis, ya que aquellos que reciban la primera dosis ahora a menudo la segunda coincide con el abismo de agosto.
El resultado ha sido un desgarrador dilema de “¿debería quedarme o debería irme?” para los italianos que ya han planeado sus vacaciones de verano y están sopesando depósitos perdidos contra perder su lugar en la vacunación.
Tosi, la alcaldesa de Riccione, dijo en su carta que había recibido muchas peticiones de personas que recibieron su primera dosis en Milán y que deseaban recibir su segunda dosis en su ciudad costera.
“Queremos responder ‘Sí’ y mostrar que el país tuvo la flexibilidad necesaria para derrotar el virus y salvar el verano”, dijo. “Debemos darles a los ciudadanos la posibilidad de terminar su proceso de inmunización en destinos vacacionales”.
Sorlini, en Albino, cerca de Bérgamo, dijo que por ahora la mayoría de sus pacientes estaban aceptando la fecha en verano para la segunda dosis, pero que muchos preguntaron: “¿Puedo recibirla en la playa?”.