Se reaviva el doloroso debate sobre los internados de niños indígenas en Canadá

Se reaviva el doloroso debate sobre los internados de niños indígenas en Canadá
Las tumbas sin nombres de 215 niños fueron descubiertas en Kamloops la semana pasada, usando radares. Fotografía tomada por Dave Chan. Foto/AFP.

El hallazgo de los restos de 215 niños en el terreno donde se erigía un internado en Columbia Británica ha reavivado el doloroso debate en Canadá sobre estas desprestigiadas instituciones, símbolos de la política de asimilación forzosa de los pueblos originarios.

“Noticias como ésta recuerdan a los supervivientes (…) las tremendas pérdidas que sufrieron mientras estaban en la escuela y después de dejarla”, explica a la AFP Tricia Logan, directora de investigación del Centro para la Historia y el Diálogo de los Internados para Indígenas de Vancouver, la mayor ciudad de Columbia Británica, en la costa oeste canadiense.

Y “en las familias separadas por la fuerza, las repercusiones son enormes para los supervivientes, sus hijos, nietos y bisnietos”, añade.

El hallazgo de los restos a través de un georradar por parte de la etnia Tk’emlúps te Secwépemc, en Kamloops, provocó desde la semana pasada una ola de conmoción e indignación en todo el país.

A modo de protesta, se colocaron zapatos de niño frente a estatuas o iglesias en todo Canadá, y se celebraron ceremonias y vigilias con velas.

El Parlamento federal programó un debate sobre la cuestión para el martes por la noche, mientras que el primer ministro Justin Trudeau prometió el lunes medidas “concretas” para ayudar a los pueblos originarios.

Logan afirma que el descubrimiento de los restos sacó a la luz una parte de la historia que muchos canadienses desconocen.

“Hay un segmento de la sociedad canadiense que niega la existencia de estas escuelas o que niega que lo que ocurría en ellas era negligencia o abuso”, señala la experta.

“No creo que la noticia haya sido una sorpresa para los supervivientes y sus familias, pero las nuevas revelaciones sobre estas escuelas agravan su trauma”, subrayó.

El antiguo internado de Kamloops, gestionado por la Iglesia católica en nombre del gobierno canadiense, fue una de las 139 instituciones de este tipo que se establecieron en todo el país a finales del siglo XIX y que continuaron hasta la década de 1990.

– Abusos sexuales, enfermedades y desnutrición  –

A los niños indígenas no se les permitía hablar sus lenguas ni practicar sus tradiciones. Cuando visitaban a sus familias en las fiestas cristianas, algunos no pudieron comunicarse con sus seres queridos debido a la pérdida de su lengua.

Las escuelas infrafinanciadas y mal equipadas eran un caldo de cultivo para enfermedades como la tuberculosis, la gripe y la neumonía. Los supervivientes también hablan de desnutrición y de una alimentación culturalmente inadecuada. Los internados fueron escenario de brutales castigos, violaciones, abusos y torturas.

“Estas escuelas tenían un índice notoriamente alto de abusos sexuales y físicos, enfermedades, desnutrición y negligencia que contribuyeron a la alta tasa de mortalidad”, señala Logan.

Como resultado, murieron al menos 4.100 niños, según las últimas cifras actualizadas de un impactante informe publicado en 2015 por una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que concluyó que hubo un “genocidio cultural”. El número total de niños muertos podría incluso superar los 6.000, según la comisión.

El descubrimiento de 215 cadáveres en Kamloops podría ser el primero de muchos más, según varios expertos.

“Muchas comunidades indígenas de todo Canadá han recibido subvenciones o han financiado independientemente estudios de georradar. Se trata de un trabajo que están iniciando por su cuenta”, afirma la investigadora.

“La tarea es enorme y queda mucho por hacer para una estrategia nacional”, añade.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación recogió varios testimonios de indígenas que afirman que la miseria, el alcoholismo, la violencia doméstica y las altas tasas de suicidio que aún asolan a muchas de sus comunidades son, en gran medida, herencia del sistema de internados.

Ottawa se disculpó formalmente con los supervivientes de los internados en 2008 como parte de un acuerdo de 1.900 millones de dólares canadienses (1.300 millones de euros).

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