La tecnología olvida las necesidades del 99 por ciento

La tecnología olvida las necesidades del 99 por ciento
El confinamiento benefició a los gigantes de la tecnología, y el progresivo levantamiento de restricciones también. Foto, Simoul Alva/The New York Times.

Las empresas tecnológicas deberían seguir presentando avances de vanguardia. Pero parece que no hay un equilibrio entre lo nuevo y lo que realmente necesita la mayoría de la gente.

 Pido disculpas por parecer un viejo gruñón. Pero voy a ponerme en el papel de Andy Rooney y quejarme de los aparatos y la tecnología que —por muy buenas intenciones que tengan— parecen olvidarse del ciudadano promedio.

Este soy yo, el gruñón, que pregunta: ¿para quién está hecha la tecnología? La tecnología ya no es solo para ñoños, pero las empresas a menudo actúan como si lo fuera.

Hace unas semanas, Amazon y Apple se enzarzaron en una disputa por los archivos de audio “sin pérdidas”. Yo tampoco sabía lo que eran. Son canciones digitales de alta calidad que la mayoría de la gente no puede distinguir de las versiones normales. Del mismo modo, las nuevas funciones del software de los celulares parecen inteligentes, pero me pregunto cuántas personas las aprovecharán y adaptarán las notificaciones de iMessage a su jefe. Una de las novedades de Apple es para las aproximadamente dieciocho personas que quieren utilizar el mismo teclado para controlar un iPad y una Mac al mismo tiempo.

Por favor, no me griten. Sé que algunas personas se preocupan apasionadamente por cosas como esa y tiene sentido que las empresas tecnológicas las atiendan. Además, las empresas mejoran constantemente sus productos de forma que sean relevantes tanto para el uno por ciento de los expertos en tecnología como para el resto.

Sin embargo, no puedo evitar pensar que, sería mejor para las empresas tecnológicas y para nosotros, si centraran más su energía y su fuerza de mercadotecnia en lo que les importa al 99 por ciento de las personas que utilizan la tecnología.

Los teléfonos inteligentes son uno de los productos más masivos de la historia. ¿Qué quiere mucha gente de su teléfono? Un aspecto atractivo, sencillez, mayor duración de la batería, bajo costo del aparato y de la navegación por internet y mayor resistencia a nuestra torpeza.

No obstante, el argumento de mercadotecnia más importante para los teléfonos inteligentes en Estados Unidos ha sido su capacidad para conectarse a las redes de internet celular 5G, a las que la mayoría de los estadounidenses no pueden acceder y podrían no necesitar en absoluto durante mucho tiempo.

Cuando Apple dedique todos sus anuncios de televisión a que sus teléfonos caigan en los inodoros, sabrá que la industria está pensando en el 99 por ciento. (Sí, ya sé que muchos teléfonos se han hecho más resistentes al agua, incluidos los chapuzones en el baño).

Me encantó una lista de The Verge en 2019 de todas las cosas que la industria tecnológica asume que todo el mundo sabe, pero la mayoría de los humanos desconoce. La gente normal no sabe cómo se dirigen los anuncios de Facebook a ellos, por qué el Bluetooth es tan defectuoso (o qué es el Bluetooth) o si necesitan comprar almacenamiento adicional en sus teléfonos, como Apple no deja de recordarles.

“Es un recordatorio crucial de un hecho importante que creo que toda la industria tecnológica olvida constantemente”, escribió Nilay Patel en ese artículo de 2019. “La mayoría de la gente no tiene ni idea de cómo funciona realmente nada y ya está irremediablemente confundida por la tecnología que tiene”.

La mayoría de la gente no tiene el tiempo ni el espacio cerebral para preocuparse por algo más que lo básico de usar su teléfono, computadora, televisión u otras necesidades y aplicaciones básicas. Eso está perfectamente bien y es normal. Lo que no está bien es que las empresas más grandes y ricas del planeta a menudo no atiendan esas necesidades.

Las empresas tecnológicas deberían seguir presentando avances de vanguardia. Pero parece que no hay un equilibrio entre lo nuevo y lo que realmente necesita la mayoría de la gente.

Las empresas tecnológicas también deberían dejar de pretender que los seres humanos normales se metan en complejos controles de privacidad. Eso podría significar que los monitores para bebés no deberían venir con contraseñas que los delincuentes puedan encontrar fácilmente en internet y que Amazon no debería convertir automáticamente los aparatos domésticos de la gente en una red de internet compartida.

No tengo una solución sencilla. Quizá las empresas tecnológicas deberían contratar a directores de normalidad para asegurarse de que los aparatos, las aplicaciones y el software sean necesarios y utilizables para el 99 por ciento de la gente.

Es realmente difícil hacer sencillas las cosas y atender las necesidades de millones o miles de millones de personas. El primer paso es recordar que se supone que la tecnología es para todos.

 

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