Oficial británica derriba una barrera con excursión en solitario al Polo Sur

Oficial británica derriba una barrera con excursión en solitario al Polo Sur
Harpreet “Preet” Chandi, una capitana de 32 años del ejército británico, durante su viaje a la Antártida. Foto, Preet Chandy vía The New York Times.

Si bien la expedición fue un desafío que puso a prueba su resistencia física y mental, para Chandi también fue una forma de recuperar su herencia india punyabí, la misma que le avergonzaba cuando era una adolescente, según recordó.

Muchos han sido forzados al aislamiento durante la pandemia de coronavirus. Pero para Harpreet “Preet” Chandi, una capitana del ejército británico de 32 años, aislarse fue una elección que la llevó hacia un objetivo más grande.

El 3 de enero, después de un viaje de 40 días que la llevó a recorrer 1226 kilómetros de nieve y hielo por sí misma, Chandi grabó su nombre en la historia polar, al convertirse, aparentemente, en la primera mujer de color en viajar al Polo Sur sin ayuda ni compañía.

No hay registros oficiales de otros intentos realizados para llegar al Polo Sur. Pero en los numerosos reportajes que se hicieron en los medios de comunicación británicos acerca del viaje de Chandi se destacó el hecho de que fue la primera mujer de color en completar la expedición sola y sin ayuda.

Si bien la expedición fue un desafío que puso a prueba su resistencia física y mental, para Chandi también fue una forma de recuperar su herencia india punyabí, la misma que le avergonzaba cuando era una adolescente, según recordó.

“Yo no era la imagen que la gente esperaba ver”, dijo Chandi. “Me dijeron: ‘Realmente no pareces un explorador polar’. Entonces vamos a cambiar esa imagen”.

Chandi se une a exploradores como el noruego Roald Amundsen, cuya expedición fue la primera en llegar al Polo Sur en 1911, y Liv Arnesen, otra noruega, que en 1994 se convirtió en la primera mujer en completar un viaje al Polo Sur en solitario.

Chandi, que se hace llamar “Polar Preet” en línea, comenzó su expedición el 24 de noviembre en el Hercules Inlet, una ubicación que se encuentra a unos 16.000 kilómetros, a vuelo de pájaro, de su casa en Derby, Inglaterra.

La mayoría de los días promediaba 11 horas de recorrido en esquí, pero a veces lo mantuvo a un promedio de casi 20 horas, soportando temperaturas que bajaron a menos 58 grados Fahrenheit (menos 50 grados Celsius) y vientos polares rugientes de hasta 96 kilómetros por hora.

Chandi arrastró un pulk, un trineo nórdico, que lleva el nombre de su sobrina Simran y estaba cargado con poco más de 90 kilogramos de equipo, incluidas comidas liofilizadas. Su sustento consistía en una variedad de alimentos ricos en energía, como nueces, chocolate, queso y salami, que empacó en Punta Arenas, Chile, antes de partir hacia la Antártida.

Al ser una ávida excursionista que había corrido varios maratones, incluido el Marathon des Sables de 225 kilómetros a través del Sahara en Marruecos, una de las carreras más difíciles del mundo, Chandi sabía algunas cosas sobre la resistencia. Pero de la Antártida no sabía nada cuando comenzó a prepararse para su expedición hace tres años.

“Literalmente comencé a investigar en Google: ‘¿Qué hago? ¿Tengo que correr? ¿Qué tipo de cosas debo hacer para mudarme para allá?’”, dijo el mes pasado, hablando desde la Antártida con su teléfono satelital.

Chandi dijo que antes de su expedición, algunas personas que comentaron en línea no parecían entender cómo su raza había sido una parte importante de su esfuerzo por llegar al Polo Sur.

“Que soy un ‘oficial del ejército’ está escrito en todas partes; eso es aceptable para la gente. Si me describen como una ‘mujer’, eso es aceptable para la gente”, dijo. “Pero tan pronto como se menciona el color de mi piel, de repente, mucha gente tiene un problema”.

 

Hazaña en Polo Sur
El trineo de Harpreet “Preet” Chandi que transportó con casi 90 kilogramos de suministros. Foto, Preet Chandy vía The New York Times.

“Yo quizás ni siquiera habría usado el término ‘mujer de color’ hace poco más de seis meses, solo porque me preocupaba cómo la gente podría percibirlo”, agregó Chandi. “La representación sí importa. El color de mi piel es importante; es una parte de mí”.

Chandi nació en Derby, al norte de Inglaterra, y su espíritu competitivo surgió temprano en su adolescencia, cuando pasó varios años jugando tenis en academias en el Reino Unido y la República Checa.

Pero su experiencia estuvo teñida por sentimientos de alteridad. Chandi dijo que un episodio en un torneo durante el cual les escupieron a ella y a otro competidor, que era negro, fue indicativo del racismo que experimentó durante su juventud. “Por mucho tiempo, realmente no puedo recordar haberlo disfrutado”, dijo sobre su entrenamiento de tenis.

A los 19, Chandi regresó al Reino Unido. Un encuentro casual con miembros del ejército en el centro de su ciudad la llevó a unirse a las Reservas del Ejército Británico. “No le dije a mi familia que me había alistado, porque para alguien de mi entorno, en mi comunidad, no era lo normal”, dijo. En ese momento, también asistía a la universidad para ser fisioterapeuta.

Al final, Chandi eligió una carrera militar. A lo largo de los años, sus deberes la llevaron a Kenia, Nepal y Sudán del Sur, donde acampar al aire libre se convirtió en parte de su entrenamiento.

La experiencia de su primer ultramaratón a los 20 años, en el Peak District de Inglaterra, provocó un deseo insaciable por un desafío. En un momento de casualidad, el antiguo jefe de Chandi le mencionó que podría embarcarse en una expedición a la Antártida. “Una vez que esa idea estuvo en mi cabeza, eso fue todo”, dijo.

Durante su viaje, la Antártida tenía 24 horas de luz diurna, por lo que Chandi dormía en su tienda de campaña con el sombrero sobre los ojos. Quizás sea sorprendente, pero su viaje nunca fue sobre un terreno llano. “Es todo cuesta arriba llegar al Polo Sur”, dijo. Salvo el sistema de navegación GPS de Chandi, la única señal de que estaba cerca de su destino final era una estación meteorológica por la que pasó.

Aunque no tenía servicio de internet, Chandi usó un teléfono satelital para enviar fotos y mensajes de texto a su pareja y a su cuñada. Luego las publicaron para sus más de 40.000 seguidores de Instagram.

A lo largo de su viaje por la Antártida, escuchó audiolibros de escritores que compartían su herencia. “Sentí que estaba difundiendo sus voces en lugares en los que tal vez no han sido escuchados”, dijo.

Mientras cubría los últimos kilómetros hasta el polo, exhausta y con tos, Chandi dijo que comenzó a alucinar. Pero la parte más difícil del viaje, dijo, fue transportar su pesada carga sobre sastrugi, baches de nieve y hielo en forma de ola que pueden extenderse por kilómetros.

Al llegar al Polo Sur geográfico, Chandi celebró bebiendo una Coca-Cola. “Recuerdo que pensé para mis adentros: ‘Valió la pena, todas esas dificultades’”, dijo. “El hecho de que esté aquí, una chica punyabí de Derby, es simplemente increíble”.

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