Los estragos ocultos de un planeta que se calienta

Los estragos ocultos de un planeta que se calienta
Tonyisha Harris, una joven activista por el medioambiente, en Chicago. Foto, Noah Throop/The New York Times.

Para lidiar con el presente y encontrar resiliencia, los expertos recomiendan que las personas hallen maneras de salir adelante en lo individual y en lo colectivo. Los investigadores añadieron que los humanos tienen una ventaja innata importante: la habilidad de adaptarse. 

Expertos y psicólogos están trabajando a toda prisa para comprender cómo un mundo volátil e impredecible afecta nuestras mentes y nuestra salud mental. En febrero, un nuevo estudio importante sobre el cambio climático destacó por primera vez los efectos que esto tiene en la salud mental, y advirtió que era probable que en los próximos años aumentaran la ansiedad y el estrés causados por el clima.

Además de aquellos que han perdido sus hogares debido a inundaciones y megaincendios, millones han sufrido olas de calor históricas. La crisis también causa estragos sutiles y personales: los jardines se marchitan, las riberas de los lagos se reducen y los paseos se tornan silenciosos, sin el canto de las aves que solían ambientarlos.

Para entender cómo se perciben los efectos del cambio climático en Estados Unidos en la actualidad, escuchamos a cientos de personas. En ciudades que ya enfrentan las consecuencias a largo plazo del cambio climático, y en ranchos y pastizales diezmados por las sequías, muchos tratan de lidiar con el estrés de un futuro cada vez más precario. A medida que aumentan las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos se volverán más y más comunes.

Los sentimientos son complejos.

Algunas personas lamentan la pérdida de las rutas de senderismo serenas que ahora están inmersas en el humo de incendios forestales, mientras que otras ya no encuentran la misma alegría y liberación en la naturaleza. Hay quienes recurren a terapia. Otros canalizan su ansiedad en protestas o iniciativas para lentificar el daño.

“Esta se está convirtiendo en una amenaza importante para la salud mental”, dijo Britt Wray, investigadora de la Universidad de Stanford y autora de “Generation Dread”, un libro de próxima publicación sobre el manejo de la angustia por el clima. “Puede hacer que la vida cotidiana sea increíblemente difícil de sobrellevar”.

Los psicólogos y terapeutas afirman que, para algunas personas, la aflicción de un clima cambiante puede causar una ansiedad pasajera, pero para otras, puede detonar pensamientos mucho más oscuros. En una encuesta de 2020, más de la mitad de los estadounidenses informó sentir ansiedad por el efecto del clima en su salud mental, y más de dos terceras partes afirmaron sentirse ansiosas por cómo el cambio climático afectaría el planeta.

Los jóvenes son los que más admiten su preocupación.

Una encuesta realizada a personas de entre 16 y 25 años de edad en 10 países distintos, publicada en The Lancet, descubrió que tres cuartas partes le temían al futuro. Más de la mitad dijo que la humanidad estaba condenada a desaparecer. Algunos se sienten traicionados por las generaciones y los líderes que les antecedieron. Afirman sentirse enfadados, pero indefensos al ver que la gente en los puestos de poder no actúa con urgencia.

 

Cambio climático
Todd Tanner, que caza y pesca en el oeste de Montana y es el fundador de la organización sin fines de lucro Conservation Hawks, cerca de Kalispell, Montana. Foto, Noah Throop/The New York Times.

Casi el 40 por ciento de los jóvenes expresó dudas respecto a tener hijos. Si la naturaleza se siente tan desequilibrada en la actualidad, algunos se preguntan qué caso tiene traer niños a este mundo destinado a un futuro aún más sombrío.

Las comunidades negras y latinas, así como los pueblos indígenas, resienten algunos de los peores efectos físicos del cambio climático, pues viven en lugares con un legado de explotación minera, extracción energética y otros procesos contaminantes. Y aunque estos grupos son de los más consternados por el cambio climático, los recursos comunitarios para enfrentar las consecuencias emocionales son más limitados.

Los expertos no tardan en enfatizar que las reacciones emotivas de las personas están justificadas. La amenaza es real y va en aumento conforme los niveles de carbono en la atmósfera cruzan umbrales nuevos y peligrosos. Con las temperaturas al alza, los acontecimientos climáticos extremos serán cada vez más comunes.

“A veces me siento desesperado o triste o preocupado”, expresó Andrew Bryant, trabajador social en Seattle que atiende a pacientes con ansiedad relacionada con el clima. “En estos momentos, eso es parte de ser un humano, si prestas atención a tu entorno”.

Un nuevo mundo de huracanes torrenciales y calores estivales cada vez más letales también ejerce presión sobre profesiones que antes estaban alejadas de las primeras líneas del cambio climático. Los hospitales y los agentes de policía en la región del noroeste del Pacífico enfrentaron 500 muertes a causa del calor cuando las temperaturas rompieron récords en el verano. A lo largo del golfo, los trabajadores de emergencias confrontan tormentas más grandes y frecuentes que los ponen en situaciones cada vez más peligrosas.

Hoy en día, millones de estadounidenses se preparan para las estaciones del año con una preocupación acentuada. ¿Los niños podrán salir a jugar sin que el cielo esté repleto de humo? ¿Qué tormenta envolverá a la costa del Atlántico? ¿Nuestra casa sobrevivirá otra temporada de incendios?

El reto de ahora en adelante, según afirman los terapeutas, es no permitir que los miedos y la angustia nos abrumen.

Para lidiar con el presente y encontrar resiliencia, los expertos recomiendan que las personas hallen maneras de salir adelante en lo individual y en lo colectivo. Los investigadores añadieron que los humanos tienen una ventaja innata importante: la habilidad de adaptarse.

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