Resentimientos por la Superliga, ahora en una corte de Nueva York

Resentimientos por la Superliga, ahora en una corte de Nueva York
Charlie Stillitano. antes de un juego de fútbol en el Estadio MetLife en East Rutherford, Nueva Jersey, el 22 de julio de 2017. Foto, Bryan Anselm/The New York Times.

En una demanda judicial presentada esta semana en Nueva York, un destacado empresario estadounidense acusó al presidente del órgano rector del futbol europeo de “declararle la guerra” para evitar que organizara una serie de partidos de exhibición en América del Norte.

Ha transcurrido un año desde que la Superliga europea nació y estalló en una supernova futbolística de dos días llenos de declaraciones iracundas, amenazas legales y hostilidad. Sin embargo, las repercusiones del proyecto están lejos de haber terminado.

En una demanda judicial presentada esta semana en Nueva York, un destacado empresario estadounidense acusó al presidente del órgano rector del futbol europeo de “declararle la guerra” para evitar que organizara una serie de partidos de exhibición en América del Norte con tres equipos: el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus (quienes siguen comprometidos con la idea de una liga europea independiente).

El intercambio entre el promotor, Charlie Stillitano, y el presidente, Aleksander Ceferin, surgió como parte de la disputa laboral de Stillitano con Relevent Sports, una compañía de organización de eventos y mercadotecnia propiedad del multimillonario dueño de los Delfines de Miami, Stephen Ross.

Stillitano fue el presidente ejecutivo de Relevent hasta su partida en la primavera, cuando dejó a la compañía en medio de una disputa sobre un recorte salarial relacionado con la pandemia y una cláusula de no competencia que Relevent había exigido.

En su demanda, Stillitano y sus abogados brindaron detalles de un mensaje de texto que recibió, en el cual indicaron que Ceferin le advirtió a Stillitano que trabajar con los tres equipos lo convertiría en un oponente de facto de la UEFA, el órgano rector del futbol europeo que Ceferin dirige.

Stillitano precisó que el mensaje llegó después de que le enviara uno a Ceferin en el que le comentaba que Relevent, que durante una década bajo el liderazgo de Stillitano había organizado torneos y partidos de exhibición para los clubes europeos más importantes, le había prohibido trabajar con cualquiera de los exclientes de la compañía de eventos. Stillitano le pidió a Ceferin, cuya organización es parte de una sociedad con Relevent, una reunión y le dijo que varios equipos “incluidos los tres que han causado problemas con la UEFA” se le habían acercado para organizar juegos.

Esos equipos siguen siendo un tema tóxico para muchos directivos del futbol europeo. El Real Madrid, el Barcelona y la Juventus demandaron a la UEFA en España por el fracaso de la Superliga (una acción que obligó a la UEFA a suspender las acciones disciplinarias contra los clubes) y también intentan persuadir a los reguladores europeos de que la UEFA está abusando de su posición monopólica para bloquear sus esfuerzos.

Las implicaciones de los fallos de la corte podrían conducir a un cambio significativo en la organización (que lleva décadas) del futbol en Europa y a nuevas peleas legales: la UEFA ha insistido en que reanudará sus esfuerzos para sancionar a los clubes cuando tenga el derecho legal de hacerlo.

Ceferin le recordó eso a Stillitano en su respuesta.

“Me he enterado de tus ‘negocios’ con los tres clubes”, contestó Ceferin en el mensaje de texto, que fue incluido en la demanda de Stillitano. “Esos clubes no ‘han causado problemas con la UEFA’. Intentaron destruir a la UEFA, al futbol y a mí personalmente. Es una vergüenza que no lo entiendas. El hecho de que trabajes con ellos significa que yo, la UEFA o cualquiera con quien yo pueda ejercer influencia no tendremos ningún negocio o relación privada contigo hasta que estés del otro lado”.

Los abogados de Stillitano describieron el mensaje de Ceferin como “amenazante”.

“Quedó claro que Ceferin y la UEFA (y por extensión su nuevo socio, Relevent) le estaban declarando la guerra a Stillitano por considerar una afiliación con los tres equipos”, escribieron los abogados.

La UEFA negoció hace poco un contrato con Relevent, ya que eligió a la compañía como socia comercial para vender derechos de transmisión de competencias como la Liga de Campeones en Norteamérica. Las organizaciones también están discutiendo la posibilidad de que Relevent organice una competencia entre temporadas que sería respaldada por la UEFA.

En una entrevista realizada el viernes, Ceferin afirmó que no estaba interesado en si Stillitano había trabajado con los tres clubes, pero la sola idea de que lo haría, mencionó Ceferin, era suficiente para terminar su relación.

Durante años, Stillitano se movió con facilidad entre la élite del futbol europeo, construyó el negocio de futbol de Relevent al usar conexiones y amistades a fin de organizar partidos para los equipos más importantes, logró acuerdos de varios millones de dólares y se codeó con jugadores y entrenadores legendarios. Sin embargo, durante meses, ha estado involucrado en una disputa con la compañía respecto a pagos y condiciones relacionadas con su salida en mayo.

Stillitano asegura que Relevent le debe alrededor de 1 millón de dólares en salarios y pagos de indemnización. Relevent argumenta que puso fin a los pagos solo después de que Stillitano violó los términos de un acuerdo de no competencia al contactar a sus clientes.

Según la demanda, Relevent había estado pagando a Stillitano 650.000 dólares al año hasta que llegó la pandemia, cuando, al citar menores ingresos, decidió reducir su pago mínimo a 200.000 dólares. La compañía declaró que Stillitano estuvo de acuerdo con la disminución. La demanda de Stillitano indica que el recorte era en realidad una postergación y que le pagarían el resto en una fecha posterior.

No obstante, después de que Stillitano disputó el aplazamiento, la relación con la compañía se deterioró al punto de que Relevent terminó su contrato en mayo.

Stillitano tenía pocas opciones después de eso, excepto encontrar un nuevo empleo, señalaron sus abogados. No era un “hombre adinerado”, escribieron en la demanda y, por consiguiente, necesitaba trabajar.

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