Lectura de labios y crítica de moda: el viaje de Meghan al Reino Unido bajo escrutinio

Lectura de labios y crítica de moda: el viaje de Meghan al Reino Unido bajo escrutinio
El príncipe Enrique y su esposa, Meghan ven los homenajes que dejó el público a la difunta reina Isabel II, fuera del castillo de Windsor en Inglaterra el sábado 10 de septiembre de 2022. Foto, Mary Turner/The New York Times.

Cuando Isabel murió la semana pasada, la pareja ya estaba en el Reino Unido en la parte final de lo que The Daily Mail ridiculizó como una “gira pseudorreal” y The Times of London calificó de manera poco amable como “una minigira real independiente”.

LONDRES — Todo lo que hizo Meghan, la duquesa de Sussex, fue ponerse un traje sombrío, llevar una expresión simpática en el rostro y pasear en público con otras tres personas durante 45 minutos. Pero el análisis minucioso de ese breve acontecimiento —una salida sorpresa fuera del castillo de Windsor el sábado pasado en la que participaron Meghan y su marido, el príncipe Enrique, y el príncipe Guillermo y su esposa— no ha cesado.

El incidente, para los que siguen esta peculiar saga, representó una breve pausa, o tal vez presagió un eventual deshielo, de la frialdad y la hostilidad que se ha desarrollado entre los Príncipes de Gales (Guillermo y Catalina) y los Duques de Sussex (Enrique y Meghan) en los últimos años.

Lanzados, o quizá empujados, al luto compartido tras la muerte de la abuela de Enrique y Guillermo, la reina Isabel II, los cuatro se reunieron por primera vez en más de un año para expresar su gratitud a la multitud, admirar los ramos de flores para la reina y demostrar que eran capaces de estar en el mismo lugar sin parecer abiertamente hostiles entre sí.

Desde el momento en que Meghan apareció en público y en los días siguientes, los observadores de Meghan en los periódicos y en las redes sociales han analizado el video del evento como si lo hubiera filmado el mismísimo Zapruder, convirtiéndose en lectores de labios, analistas del lenguaje corporal, críticos de moda y expertos en protocolo al servicio de un juego de salón interminable: ¿qué hizo Meghan ahora?

¿Cómo se comparó el vestido de Meghan (negro y hasta las pantorrillas, con una falda acampanada) con el vestido de Catalina (negro y hasta las pantorrillas, con una falda entallada)? ¿Hizo Kate un desaire a Meghan al no mirarla, hablarle o saludarla? ¿Fue cierto, como alguien afirmó en TikTok, que Meghan trató de adelantarse a los demás en la zona de las flores, solo para que Enrique le recordara “el protocolo real al retener sutilmente su mano para dejar que Guillermo y Catalina pasaran primero a las flores?”.

Las opiniones sobre Meghan son muy variadas y, dado que los hechos son escasos, las respuestas a este tipo de acontecimientos tienden a reflejar emociones muy arraigadas. Así, algunas personas informaron en las redes sociales que un murmullo feliz recorrió la multitud en Windsor cuando vieron a las dos parejas juntas; otros dijeron lo contrario, al declarar que mientras algunos dolientes estaban emocionados por ver a Guillermo, Catalina y Enrique, se oponían de manera activa a la presencia de Meghan. Varios temas fueron tendencia en Twitter: #Meghan (opiniones diversas, pero con un saludable contingente a favor de Meghan) y #MeghanMarkleGoHome (“Meghan Markle ve a casa”; la etiqueta lo dice todo).

Una conversación igualmente intensa y en su mayoría libre de hechos estalló el miércoles después de que las dos parejas, junto con otros miembros de la familia real, abandonaron un servicio en Westminster Hall tras la llegada del féretro de la reina. Enrique y Meghan salieron tomados de la mano, a diferencia de la mayoría de las otras parejas reales. Se generó un debate: ¿se comportaron de forma irrespetuosa como “adolescentes enamorados”, o estaba bien ir de la mano con tu cónyuge al salir de una ocasión sombría?

Encuentro de hermano y concuñadas
Meghan y el príncipe Enrique, a la izquierda, acompañan al príncipe Guillermo y Catalina para ver los homenajes que dejó el público a la difunta reina Isabel II, afuera del castillo de Windsor en Inglaterra el sábado 10 de septiembre de 2022. Foto, Mary Turner/The New York Times.

También resultó que otra pareja —la hija de la princesa Ana, Zara, y su marido, Mike Tindall— también se tomaron de la mano al salir, lo que añadió un elemento de confusión a la cuestión. Como los admiradores de Meghan han señalado desde hace tiempo, a menudo es atacada por los tabloides hostiles y en las redes sociales por hacer exactamente las mismas cosas por las que otros miembros de la realeza, en particular Catalina, son elogiados.

En Estados Unidos, adonde se mudaron tras retirarse de sus funciones reales en 2020 (”Megxit”), Meghan y Enrique han trabajado con diligencia para criar a sus dos hijos y reposicionarse como celebridades e influentes —es decir, como miembros de la realeza al estilo estadounidense— con un espléndido acuerdo con Netflix y múltiples proyectos benéficos y empresariales. Han pronunciado discursos de gran repercusión en lugares como las Naciones Unidas (Enrique), han iniciado una serie de pódcast con entrevistas a invitados famosos (Meghan), se han hecho acompañar por las cámaras para que los graben mientras hacen obras de caridad y han hablado en público de temas como la salud mental y cómo se sienten traicionados y maltratados por la familia de Enrique.

Están colaborando en un libro de memorias que, según dicen, será un relato sincero de quiénes son y cómo se sienten, con muchos detalles sobre su desencuentro con la familia real y su incómoda salida del Reino Unido.

Cuando Isabel murió la semana pasada, la pareja ya estaba en el Reino Unido en la parte final de lo que The Daily Mail ridiculizó como una “gira pseudorreal” y The Times of London calificó de manera poco amable como “una minigira real independiente”.

Al acusar a Meghan y a Enrique de buscar descaradamente la atención durante este viaje, los periódicos, sin embargo, fueron en contra de sus propios argumentos al colmarlos de atención, aunque en su mayoría negativa. “Para los que estamos más que hartos de Enrique y Meghan, me temo que han vuelto a este lado del Atlántico”, escribió Hilary Rose en The Times of London.

Entonces la reina murió y Enrique viajó solo a Balmoral, en Escocia. Algunos informes decían, sin atribución verificable, que le habían ordenado que no fuera con Meghan para no alterar al resto de la familia. Enrique se quedó poco tiempo antes de regresar al lado de su esposa. Así quedaron las cosas hasta que aceptaron la invitación de pasear un rato con Guillermo, Catalina, la multitud de Windsor y un montón de cámaras.

Por desgracia, nunca sabremos la verdad que hay detrás. Nunca sabremos, por ejemplo, si el posible acercamiento se produjo porque el rey Carlos III “ordenó a sus hijos enfrentados que dejaran de lado su actual disputa”, como informó el sábado The Daily Mail, o porque Guillermo envió unilateralmente un “texto bomba” a su hermano en el que se establecían los términos de la propuesta de aparición conjunta, como informó el domingo ese periódico (contradiciéndose).

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