El coro de ejecutivos del sector tecnológico que admiten haber contratado a demasiadas personas está resonando por todo Silicon Valley, mientras la industria se apresura a hacer recortes y culpa al empeoramiento de la economía.
SAN FRANCISCO — Cuando Stripe, una empresa emergente de pagos valorada en 74.000 millones de dólares, despidió a más de mil empleados este mes, sus cofundadores asumieron la culpa. “Contratamos de más para el mundo en el que estamos”, escribieron. “Fuimos demasiado optimistas”.
Luego de que Elon Musk, el nuevo dueño de Twitter, despidió a la mitad del personal de la empresa la semana pasada, Jack Dorsey, fundador y exdirector ejecutivo de la red social, asumió la responsabilidad. “Hice crecer la compañía demasiado rápido”, escribió en Twitter.
Y el miércoles, cuando Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, despidió a 11.000 personas (alrededor del 13% de su fuerza laboral), el director ejecutivo Mark Zuckerberg culpó a la expansión excesiva. “Tomé la decisión de aumentar nuestras inversiones de forma significativa”, escribió en una carta a los empleados. “Desafortunadamente, esto no salió como esperaba”.
El coro de ejecutivos del sector tecnológico que admiten haber contratado a demasiadas personas está resonando por todo Silicon Valley, mientras la industria se apresura a hacer recortes y culpa al empeoramiento de la economía.
Pero, al menos, parte del aumento en los despidos fue autoinfligido. Cuando las compañías disfrutaron de ganancias vertiginosas y creyeron que el auge alimentado por la pandemia continuaría, se expandieron agresivamente acumulando el recurso más costoso y disputado en el negocio del software: el talento.
Las empresas tecnológicas de Silicon Valley han tratado durante mucho tiempo las contrataciones como algo más que simplemente llenar vacantes. Las feroces guerras por los talentos de la industria mostraron que compañías como Google y Meta estaban obteniendo a los mejores y más brillantes. El personal en aumento y un largo reinado en la cima de las listas de los empleos más deseados para los graduados universitarios fueron emblemas de crecimiento, recursos financieros abundantes y prestigio. Además, para los empleados, el trabajo se convirtió en algo más grande: era una identidad.
Esta mentalidad se arraigó en las empresas tecnológicas más grandes, las cuales ofrecen numerosos beneficios en lujosos campus corporativos que están a la altura de los universitarios. También fue emulada por empresas emergentes más pequeñas, las cuales incentivan con la oportunidad de obtener el tipo de riqueza que cambia la vida en forma de participaciones accionarias.
Ahora, estas prácticas le están causando indigestión a la industria de tecnología.
“Cuando los tiempos son prósperos, se generan excesos, y los excesos conducen a la sobrecontratación y al optimismo”, afirmó Josh Wolfe, inversionista en Lux Capital. “En los últimos 10 años, la abundancia monetaria condujo a una enorme cantidad de contrataciones”.
Más de 100.000 trabajadores del sector tecnológico han perdido sus empleos este año, según Layoffs.fyi, un sitio web que monitorea los despidos. Los recortes van desde empresas conocidas que cotizan en la bolsa como Meta, Salesforce, Booking.com y Lyft hasta nuevas empresas emergentes privadas de gran valor como el servicio de entregas Gopuff y las plataformas financieras Chime y Brex.
Muchos de los recortes de personal se han producido en las áreas más experimentales de la industria de la tecnología. Astra, una compañía de cohetes, despidió al 16 por ciento de su plantilla esta semana tras haberla triplicado el año pasado. En la industria de las criptomonedas, la cual ha sufrido un colapso este año, empresas de alto valor como Crypto.com, Blockchain.com, OpenSea y Dapper Labs han despedido a cientos de trabajadores en los últimos meses.
Los líderes de la industria tecnológica reaccionaron con demasiada lentitud a las señales de una ralentización económica que surgieron en la primavera, luego de que, por varios años, muchas de las compañías realizaran contrataciones excesivas, según afirmaron los analistas del sector.
Meta, cuya valoración superó el billón de dólares, duplicó su personal a 87.314 empleados en los últimos tres años. Robinhood, una aplicación de comercio de acciones, expandió su fuerza laboral casi seis veces en 2020 y 2021.
“Han seguido adelante con planes que ya no están basados en la realidad”, afirmó Caitlyn Metteer, directora de reclutamiento en Lever, un proveedor de software de reclutamiento.
Para muchos, es un momento de conmoción. Los sustos de: “¿Estamos en una burbuja?”, en la industria de la tecnología durante la última década siempre han sido breves y les ha seguido un rápido regreso a tiempos aún más prósperos. Incluso quienes predijeron que el comportamiento pandémico incitado por empresas como Zoom, Peloton, Netflix y Shopify disminuiría en la actualidad, afirman que subestimaron la magnitud del cambio.
Muchos creen que esta recesión durará más debido a los factores macroeconómicos que la crearon. Durante la última década, las bajas tasas de interés impulsaron a los inversionistas hacia activos más riesgosos que ofrecían mayores rendimientos. Esos inversionistas valoraban el crecimiento rápido por encima de las ganancias y recompensaban a las compañías que asumían grandes riesgos.
En los últimos años, las empresas de tecnología respondieron a la avalancha de dinero de los inversores y los negocios en rápido crecimiento invirtiendo dinero en la expansión a través de ventas y mercadeo, contrataciones, adquisiciones y proyectos experimentales. El exceso de capital alentó a las empresas a aumentar su personal, lo que avivó la guerra por el talento.
En medio de los constantes anuncios de despidos, los inversionistas ven una oportunidad. No dudan en señalar que los éxitos conocidos de la última década —compañías como Airbnb, Uber, Dropbox— fueron creados en las postrimerías de la Gran Recesión.
Esta semana, Day One Ventures, una firma de capital de riesgo, anunció Funded Not Fired (cuyo nombre se traduce como “Financiado, no despedido”), un programa que tiene como objetivo invertir 100.000 dólares en 20 nuevas empresas emergentes donde al menos un fundador haya sido despedido de una empresa de tecnología. En 24 horas, cientos de personas se habían postulado, afirmó Masha Bucher, fundadora de la firma.
“Algunas de las personas nos dicen: ‘Esta es la señal que he estado esperando’”, afirmó Bucher. “Realmente le da esperanza a la gente”.
Mientras tanto, es posible que haya más anuncios de despidos, a través de la forma —ahora estándar— de una carta del director ejecutivo publicada en un blog de la compañía.
Estas cartas han adquirido un formato familiar. Los jefes explican las sombrías perspectivas económicas, citan la inflación, las “crisis energéticas”, las tasas de interés, “uno de los mercados inmobiliarios más desafiantes en los últimos 40 años” o la “probable recesión”. Asumen la culpa por haber impulsado el crecimiento con demasiada rapidez. Ofrecen apoyo a los afectados: indemnización, ayuda con las visas, atención médica, orientación profesional. Expresan tristeza y agradecen a todos.
¡Ah! Y reafirman la misión de la empresa.