Tiempo de Adviento

Tiempo de Adviento
La Corona de Adviento es una tradición de hermoso significado. Es signo de renovación para conmemorar la venida de Jesús con esperanza y alegría. Consta principalmente de follaje verde y velas que se encienden los 4 domingos antes de la Navidad. Foto. Belkis Hidalgo Hoyos.

Recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro, son las finalidades del Adviento, pues, se celebra el nacimiento de Jesús, insta a su presencia en nuestro diario vivir y se espera por su regreso.

Estamos en vísperas de la Navidad, una de las celebraciones de mayor significado a nivel mundial.  Esta festividad religiosa que representa un hecho tan sublime como el nacimiento del Niño Jesús requiere de la más dedicada preparación.

Sabemos que los acontecimientos necesitan preliminares. Hay que realizarlos para lograr una profesión, contraer matrimonio, comprar una casa, decidir tener hijos, en fin, para todo. Entonces, ¿cómo no prepararse para algo tan maravilloso y trascendental como la llegada del Redentor? Y el Adviento es un tiempo previo de los creyentes para ello.

Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, hizo referencia a la importancia de la preparación, “en la complejidad de este tiempo del Adviento y las celebraciones que vamos a vivir, es tan necesario prepararnos bien, para no quedarnos en lo superficial”.

La palabra Adviento viene del latín “Adventus”, que quiere decir venida. Fuentes del padre Alfredo Uzcátegui, de la Iglesia Santa Ana, señalan, “el Adviento es el tiempo en el que, como iglesia, nos unimos a María en la dulce espera de Jesús”.

 Por otra parte, monseñor Ulloa, nos dice, “cuando recordemos y celebremos aquel momento histórico en que Dios se hizo hombre en Jesús, a quien veremos nacer niño en Belén, no nos quedaremos en el recuerdo y la conmemoración, sino que vamos a experimentar cómo Dios sigue viniendo a nuestra vida”.

El Adviento pauta el inicio de un nuevo año litúrgico para la iglesia, que es el ciclo con el que se evoca el misterio completo del Señor. Por supuesto, también incluye la etapa de su nacimiento. Y si tomamos el calendario, tan solo restan 4 semanas para este hecho.

Sobre ello, palabras del papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) señalan: “Durante estas cuatro semanas estamos llamados a despojarnos de una forma de vida resignada y rutinaria y a salir alimentando esperanzas, alimentando sueños para un futuro nuevo”.

Recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro, son las finalidades del Adviento, pues, se celebra el nacimiento de Jesús, insta a su presencia en nuestro diario vivir y se espera por su regreso.

La fuente del padre Alfredo Uzcátegui también indica que, para ello, “al igual que los pastores y Magos de Oriente, nos preparamos con oración y buenas obras para recibirlo”.

Al respecto, yo agregaría, que los firmes creyentes, también como aquellos magos, son guiados de manera misteriosa hacia el camino que conduce a conocer la luz y la verdad. Porque así trabaja Dios para ayudar a los que le aman en esa preparación.

Con fe y entusiasmo las personas confeccionan sus Coronas de Adviento y las llevan a la iglesia para que sean bendecidas. En la foto, la señora Luisa con su Corona de Adviento. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

 La tradición tan especial de la Corona de Adviento dio inicio el domingo 27 de noviembre.  Esta consiste en colocar un anillo confeccionado con ramas de pino y velas de tonos de oscuros a claros que se encienden en el transcurso de los 4 domingos del tiempo de Adviento, y tiene un hermoso simbolismo.

De acuerdo a la fuente, la forma redonda de la corona a la que no se le observa el principio ni el fin, representa “la identidad de Dios”, que es así, infinita en amor. ¡Y cuán sosiego trae recordar ese círculo en momentos de precisarlo!

El follaje de pino entrelazado color verde demuestra “esperanza”, la firme confianza en Dios, así como las hojas perennes de esos altos árboles coníferos que permanecen verdes.

Lleva 4 velas que se prenden 1 cada domingo previo a la Navidad. Estas significan “que la luz disipa las tinieblas y la oscuridad”.

Tres de esas velas son de tono morado e indican que el Adviento es “tiempo de espera”. Quiere decir, de vigilia, de estar atentos. El color hace alusión a la espiritualidad y a la penitencia para ese cambio.

Una vela es color rosado, debido a “la alegría por Jesús que nace”. Es el gozo por su nacimiento y permanencia en nuestro corazón.

En el centro de la corona se fija una vela color blanco que se enciende en la cena de Navidad como indicativo de que el Niño ya nació.

Con mucha creatividad las personas elaboran sus Coronas de Adviento y les colocan adornos variados, por lo que también es una bella decoración de la época. Hay con hojas sintéticas, lazos, cintas, guirnaldas, esferas de navidad, cuentas, piñas de pino, flores de Pascua o poinsettias, frutas artificiales y muchos otros ornamentos.

El Adviento inició el domingo 27 de noviembre, marcó el inicio de un nuevo año litúrgico y se encendió la primera vela morada de la Corona de Adviento que significa tiempo de espera. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

El domingo se observaban personas entrando a las iglesias donde acostumbran a congregarse y llevaban cajas o bolsas con sumo cuidado que contenían sus Coronas de Adviento para bendecirlas.

Le señora Luisa, quien contenta y orgullosa tenía una corona en sus manos, contó que la tradición la sigue su familia desde hace mucho tiempo y que ellos mismos la confeccionan con entusiasmo e ilusión. Además, reveló que la suya fue “elaborada en la madrugada y que cada uno aportó una manualidad con gran cariño y convicción”.

Muchos fieles ya las tienen colocadas en algún lugar privilegiado de sus hogares, han prendido su primera vela y orado con la lectura de pasajes bíblicos, que son prácticas que no solamente fortalecen la fe, sino la unidad familiar. A partir de la primera experiencia, se convierte en un compromiso la reunión los domingos para compartir el sentido del Adviento.

El sumo pontífice manifestó: “En este tiempo de Adviento, pidamos al Señor que nos ayude a mantener encendida en nuestra vida la lámpara de la fe y a estar preparados para recibir su visita, que nos llena de paz y alegría”.

Al preparar nuestra mente y corazón en esta oportunidad de renovarnos, establezcamos nuestros propósitos de Adviento. Y de ellos, que no falte el perdón, la decisión que libera del dolor y ayuda a sanar las heridas. No importa dónde se encuentran quienes nos lastimaron o si han partido, perdonar nos acerca más a Dios.

La vida que nos regaló el Señor es bella y sigue, y viene lo mejor. Así que, tal como dijo el padre Alfredo Uzcátegui, “con mucho ánimo, con mucha fe, con mucha alegría, con mucha esperanza, vamos a iniciar este tiempo de Adviento”. ¡Claro que sí!

 El domingo 4 de diciembre es el segundo domingo de Adviento y se encenderá la segunda vela de la corona como continuación a la preparación. Se vuelve a encender la primera; y luego, la segunda.

¡Vivamos jubilosos la renovación de la esperanza!

“El Adviento es el tiempo en el que, como iglesia, nos unimos a María en la dulce espera de Jesús”. Iglesia Santa Ana. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

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