Linternas, fogatas y creatividad: la vida sin energía eléctrica en Kiev

Linternas, fogatas y creatividad: la vida sin energía eléctrica en Kiev
Integrantes de la Orquesta Filarmónica Nacional actúan en un teatro sin luz de Kiev, la capital de Ucrania, el 29 de noviembre de 2022. Foto, David Guttenfelder/The New York Times.

Kiev, una capital europea moderna y pujante, de 3,3 millones de habitantes, ahora es una ciudad asolada por la guerra con problemas de desabasto de energía eléctrica, agua potable, servicios de telefonía celular, calefacción central e internet. 

KIEV, Ucrania — En caso de un corte de electricidad, los elevadores de toda la capital de Ucrania están provistos de suministros de emergencia. Los bancos han enviado mensajes a los clientes para asegurarles de que su dinero está a salvo en caso de un apagón prolongado. El martes en la noche, la Orquesta Filarmónica Nacional tocó en un escenario alumbrado con linternas de baterías y, la semana pasada, los cirujanos operaron también con linternas.

Esta es Kiev, una capital europea moderna y pujante de 3,3 millones de habitantes y que ahora es una ciudad asolada por la guerra con problemas de desabasto de energía eléctrica, agua potable, servicios de telefonía celular, calefacción central e internet.

Una conocida cafetería tiene dos menús: uno con alimentos calientes, como pasta casera, cuando hay electricidad y, cuando esta falla, otro que ofrece platillos fríos, como yogurt griego con granola y puré de manzana. En otro restaurante, un chef cocinaba sobre una parrilla colocada en la acera mientras dos jóvenes se calentaban las manos con el carbón caliente. Como el sol se pone temprano, antes de que los alumnos salgan de la escuela, los niños usan linternas mientras esperan a que, en completa oscuridad, sus padres lleguen a recogerlos.

En toda la ciudad hay generadores de diversos tamaños que vibran y retumban, pero las autoridades municipales calculan que 1,5 millones de personas siguen sin tener energía eléctrica durante más de 12 horas al día.

Kiev, la cual desde la primavera se había mantenido relativamente incólume, en los últimos meses se ha vuelto a convertir en un blanco de ataques, ya que Rusia ha enviado grandes cantidades de misiles contra la red de suministro eléctrico de Ucrania.

Después de nueve meses de guerra, ya no hay nada nuevo que sorprenda, pero los ataques a la red energética tienen desesperados y agotados a los residentes de Kiev. Con temperaturas que en esta ciudad a menudo están por debajo del punto de congelación, los apagones prolongados son potencialmente mortales, ya que interfieren con los servicios de atención médica, aumentan el riesgo de que la gente sufra de hipotermia y provocan más accidentes.

Aun cuando las cuadrillas trabajan las 24 horas para reparar los daños del último bombardeo (la semana pasada, otro dejó desconectadas de manera temporal todas las plantas nucleares), las autoridades ucranianas emitieron advertencias urgentes de que tal vez estuviera en proceso otra oleada de misiles.

“Nos vamos a dormir sabiendo que hoy fue un mal día, pero que tal vez mañana sea peor”, comentó el lunes Vlad Medyk, un músico de 25 años.

Medyk ha alejado su cama de la ventana por si estalla cerca un misil ruso y procura asegurarse de que su teléfono esté totalmente cargado antes de dormirse para poder escuchar una sirena antiaérea. Mientras hablaba, trataba de improvisar una cubierta hecha con cajas de cartón para proteger de la nieve que caía un nuevo generador colocado afuera de la tienda de música donde trabaja.

La semana pasada, retumbaron los cielos de Kiev cuando 20 misiles rusos fueron lanzados contra la ciudad, pero casi otra docena de ellos sí dieron en el blanco; estos formaban parte de una andanada de más de 600 misiles que Rusia ha dirigido contra la infraestructura de todo el país desde octubre.

A la luz de los faroles
Kiev, la capital de Ucrania, el 30 de noviembre de 2022. Foto, David Guttenfelder/The New York Times.

Hasta ahora, de lo que más trabajo ha costado recuperarse son los daños del ataque más reciente. Todavía una semana después, la mayoría de los residentes siguen sin saber cuándo tendrán electricidad.

El miércoles, Herman Halushchenko, ministro de Energía del país, comentó que la estabilidad del suministro de energía estaba “mejorando día con día”.

“Si —y esto es fundamental— cesan los ataques contra el sistema de energía, entonces podremos estabilizar y reducir el tiempo de las interrupciones en un futuro cercano”, señaló.

Pero las adversidades de la semana pasada han hecho que cambie la perspectiva de Medyk. Uno de los misiles destruyó el estudio de música, ubicado en un parque industrial en la periferia de la ciudad, donde toca con su banda Onaway y mató a dos guardias de seguridad y a una mujer que se encontraban ahí en ese momento.

Planear para el futuro es un lujo que, según él, no se puede dar; le basta con tratar de salir adelante en el presente.

“No pensamos en el esparcimiento ni en un trabajo que en verdad nos guste”, comentó. “Pensamos en las cosas ordinarias de la vida para sobrevivir. Todo se reduce a eso”.

Para las personas más vulnerables —los residentes de edad avanzada a quienes les cuesta trabajo subir las escaleras oscuras de las torres de apartamentos, las personas enfermas que requieren atención urgente, los niños traumatizados que anhelan una rutina— las dificultades pueden ser extremas.

Para otras personas, es una vida rara y desgastante.

No obstante, a través de todo este estrés y peligro, los residentes de Kiev siguen adelante: se presentan a trabajar, cuidan a su familia, contribuyen para ayudar a otros que lo necesitan e incluso se permiten algunos lujos.

Maryna Musat, una masajista de 38 años que trabaja en el centro de Kiev, comentó que le sorprendía que ni uno solo de sus clientes hubiera cancelado recientemente. “Todos seguimos adelante a pesar de la oscuridad”, afirmó.

Incluso el mismo día de la semana pasada en que los ataques explotaron en el aire, un cliente habitual logró comunicarse con ella para hacer una cita.

A la luz de los faroles
Un centro cultural dañado por misiles rusos en la capital de Ucrania, Kiev, el 30 de noviembre de 2022. Después de meses de repetidos ataques rusos, la capital de Ucrania ya no puede dar por sentado la electricidad, el agua, la calefacción, el servicio celular o Internet. Foto, David Guttenfelder/The New York Times.

“Así que tomé mi bolso y me fui a trabajar”, comentó. “Es un poco deprimente trabajar en una oscuridad total durante varias horas, pero ya aprendí a dar masajes con los ojos cerrados”.

En el barrio Podil, el antiguo distrito comercial de la capital, los generadores les estaban proporcionando electricidad a las farmacias, los restaurantes, las clínicas médicas, los hoteles y las tiendas de artículos deportivos ya que, al parecer, los negocios estaban decididos a mantener sus puertas abiertas.

Si la bomba molotov fue el símbolo de rebeldía para el ejército ciudadano de camareros, plomeros y contadores que surgió después de la invasión de Rusia hace nueve meses, el generador ahora es el arma preferida en el ámbito de la energía.

La incertidumbre ha dado lugar a la improvisación.

“Hicimos esta carta que dice ‘cocina sin luz’ y ‘cocina con generador’, así que de cualquier manera la gente tendrá comida y bebida”, comentó Valeria Mamysheva, una camarera de 20 años que trabaja en la cafetería del Hotel Bursa.

En ese momento, comentó, estaban trabajando con la energía del generador, así que tenían que limitar el consumo y no podían usar la máquina de café exprés.

“Tenemos té, algunas bebidas alcohólicas, cuando es adecuado venderlas, y café filtrado”, explicó.

Su sonrisa era amplia, pero sus ojos se veían cansados. Acababan de desactivar una sirena antiaérea y Mamysheva confesó que estaba agotada.

“Ya no tengo fuerzas ni para angustiarme ni para estar en un constante estado de alerta”, aseveró.

A pesar de las dificultades, no quiere irse de Kiev.

“No hay mejor lugar que el hogar; y yo acabo de darme cuenta de que si me voy a otro lado, lo voy a extrañar. Así que decidí quedarme y, de alguna manera, apoyar a la economía”.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *