El economista de la Universidad de Washington en St Louis habló con Efe sobre el momento de incertidumbre en la economía mundial, entre otros factores por la guerra en Ucrania, la crisis energética o la escalada de la inflación.
El estadounidense Philip Dybvig, uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía, sabe que la economía mundial atraviesa por “problemas”, pero no ve indicios de que el sector bancario los tenga, al menos en Estados Unidos, por lo que no espera una crisis financiera en su país.
Dybvig (1955) fue premiado con Douglas Diamond y Ben Bernanke, quien fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, por sus investigaciones sobre los bancos y las crisis financieras, trabajos que han reforzado el conocimiento sobre estas instituciones, su regulación y cómo gestionar las grandes recesiones.
El economista de la Universidad de Washington en St Louis habló con Efe sobre el momento de incertidumbre en la economía mundial, entre otros factores por la guerra en Ucrania, la crisis energética o la escalada de la inflación.
Aunque le preocupan “algunas de estas cuestiones”, el nuevo premio nobel no ve “indicios, al menos en Estados Unidos, de que el sector bancario tenga problemas en este momento. No espero una crisis financiera”.
Hay muchos países donde la regulación y el sistema financiero “no tienen el mismo nivel de sofisticación que tenemos en este momento en Estados Unidos y probablemente haya lugares que tienen problemas, pero no soy realmente un experto en ellos”.
Sobre los aspectos que le preocupan de la actual coyuntura señala la inflación, pero insiste en que “honestamente” esos temas están “un poco alejados” de su área de especialización.
De lo que sí habla es del convulso mundo de las criptomonedas, en el que el colapso de la plataforma FTX, declarada recientemente en bancarrota, ha provocado pérdidas de valor en otras similares.
El mundo de las criptomonedas es “un lío”, aseguró Dybvig, aunque en este momento “no es lo bastante grande como para representar un problema para la economía”.
De todas maneras, los reguladores tienen que ver cómo las regulan y “no darles un pase libre” que les permite hacer cosas que “ponen en riesgo el dinero de los pequeños inversores”.
Si las criptomonedas son “una especie de valor y una especie de inversión”, deberían estar reguladas como las demás inversiones y, si se trata de un criptobanco, debería estarlo como un banco, consideró.
El Nobel indicó que, por ahora, no disponen de un buen caso de uso para probar si las cripto son “realmente útiles para la economía” y dijo que, hasta aquí, lo son “para las personas que requieren pagos anónimos para actividades ilegales”.
Además, dado “el anonimato” de estas monedas digitales “no hay nadie que esté tratando de mantener su valor”, como se hace con las monedas de los países. “Yo le digo a mis estudiantes que el único precio de equilibrio conocido para bitcoin es cero. Si la gente piensa que bitcoin no vale nada, no valdrá nada”.
Puede que para las generaciones futuras “las cripto puedan tener una gran papel, pero creo que no están listas aún para su uso por el público”, señaló.
Dybvig y Douglas Diamond desarrollaron a comienzos de los años ochenta modelos teóricos que explican por qué existen los bancos, cómo su papel en la sociedad los hace vulnerables a los rumores sobre su inminente colapso, cómo la sociedad puede reducir esta vulnerabilidad y por qué es necesaria la regulación.
Para la Academia sueca de Ciencias, que decide el galardón en Economía, estas investigaciones han mejorado la capacidad de evitar crisis financieras serias.
“He oído a gente decir que gracias a nuestra investigación se evitó una segunda gran Depresión, eso no lo sabemos. En cuanto a lo que entienden los reguladores y lo importante que es, no lo sé”, puntualizó.
Los análisis de este teórico de la Economía también defienden la creación de fondos de garantía creados por los gobiernos, que actúan como prestamistas de último recurso. Dybvig señala que “personalmente” le gustaría que los depósitos bancarios estuvieran asegurados no hasta cierto límite, sino al cien por cien.
En general, añadió, “creo que muchos países tienen seguro de depósitos, que está bien financiado y eso es coherente con lo que nuestra investigación sugiere que es bueno”.