Los ciudadanos estadounidenses pueden viajar a más de cien países sin tener visa, pero miles de millones de personas de todo el mundo que no son ciudadanos de uno de los 40 países del programa estadounidense de exención de visa, deben solicitarla antes de poder visitar EE.UU.
Todas las bodas conllevan un aluvión de preparativos de última hora, pero Sunil Dhar tiene una tarea poco habitual en su lista de pendientes para cuando su hijo menor se case el próximo mes de junio: asegurarse de que todo el mundo esté en el país correcto.
La familia Dhar procede del área de la bahía de San Francisco, pero la boda se celebrará a más de mil kilómetros al norte, en Blaine, Washington, cerca del Arco de la Paz, un monumento situado en la frontera entre Estados Unidos y Canadá con un parque que se extiende en ambos países. El parque se considera una zona neutral, donde las personas de ambos países pueden convivir sin pasar por los controles de migración.
Es la única manera de que los padres de la novia, que viven en Delhi, puedan asistir, pues necesitarían visas de turista para entrar a Estados Unidos y el tiempo de espera para solicitarlas en la India es de casi un año.
Así que la boda se celebrará en la mitad sur del parque de Washington, en un edificio de alquiler llamado American Kitchen. Los padres de la novia y otros familiares, que ya tienen visa canadiense, entrarán al parque por la sección norte, en Columbia Británica. El estacionamiento del lado estadounidense es lo más al sur que pueden llegar sin tener que mostrar documentos de identificación y de migración.
Dhar, de 65 años, afirmó que no quería que se repitieran las ausencias relacionadas con las visas ocurridas el año pasado en la boda de su hijo mayor en la zona de la bahía, en especial cuando se trata de la familia de su futura nuera.
“Será un recuerdo para toda la vida”, aseveró Dhar. “Y no me gustaría que no estuvieran sus padres en su boda”.
No es solo en la India. Los viajeros de todo el mundo se enfrentan a largos tiempos de espera para solicitar visas de turista a Estados Unidos. Los solicitantes de Brasil y México deben esperar más de un año. En Colombia, la espera se prolonga hasta 2025.
Los retrasos están afectando a las familias en el aspecto emocional. Muchos migrantes no tienen la certeza de volver a ver a sus padres que envejecen. Las personas posponen las celebraciones porque sus seres queridos no pueden viajar a Estados Unidos.
Sigue la batalla por ponerse al corriente
Los ciudadanos estadounidenses pueden viajar a más de cien países sin tener visa, pero miles de millones de personas de todo el mundo que no son ciudadanos de uno de los 40 países del programa estadounidense de exención de visa deben solicitarla antes de poder visitar Estados Unidos.
Este documento, denominado visa B1/B2, se concede por lo general para viajes personales o de negocios, y normalmente requiere una cita en persona en una embajada o consulado estadounidense para tomarse fotografías digitales y huellas dactilares, y para ser entrevistado.
En esta entrevista, los solicitantes deben demostrar que tienen lazos fuertes que los unen a su país de origen y la intención de regresar a este, además de tener razones legítimas para visitar Estados Unidos. En este paso es donde se ha formado el cuello de botella.
En 2020, las oficinas consulares estadounidenses de todo el mundo cerraron sus operaciones y dejaron de tramitar solicitudes a medida que se propagaba el coronavirus. Cuando las solicitudes empezaron a llegar de nuevo, los funcionarios se encontraron desbordados.
“Durante los dos años que estuvieron cerradas las oficinas en todo el mundo, se creó un enorme retraso”, comentó Annelise Araujo, abogada especializada en migración y expresidenta de la filial en Nueva Inglaterra de la Asociación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos. “Y creo que no tienen los recursos suficientes para ponerse al corriente”.
Al mismo tiempo, en Estados Unidos, una avalancha similar de solicitudes de pasaportes relacionada con la pandemia ha desbordado los centros de gestión de pasaportes, que carecen de personal suficiente, lo que ha provocado retrasos de entre 10 y 13 semanas en la expedición y renovación de pasaportes.
El Departamento de Estado afirmó que su objetivo era alcanzar para finales de septiembre los niveles de personal prepandémicos en las oficinas de visas de Estados Unidos en el extranjero.
Una señal de “No pasar” para los turistas extranjeros
Mientras que los viajes nacionales en Estados Unidos comienzan a volver a los niveles prepandémicos, el número de visitantes internacionales sigue estando rezagado. Las llegadas internacionales a Estados Unidos en 2022 siguieron descendiendo casi un 40 por ciento con respecto a los niveles previos a la pandemia, según datos de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo, que depende del Departamento de Comercio.
Brasil, India, México y Colombia (donde los solicitantes están experimentando actualmente los peores retrasos) se encuentran entre las principales fuentes de turistas internacionales a Estados Unidos, según los datos de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo. De acuerdo con los datos del Departamento de Estado, se concedieron más de 2,4 millones de visas de turista a ciudadanos de estos cuatro países en el año fiscal 2019, el último año de viajes prepandémicos.
Los turistas internacionales contribuyeron con 239.000 millones de dólares a la economía turística de Estados Unidos antes de la pandemia. Esta cifra se redujo a 83.000 millones de dólares en 2021, según los últimos datos disponibles de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo.
La industria de los viajes está presionando al gobierno para que tome mayores acciones para superar el retraso.
“Hay personas que quieren venir a gastar su dinero aquí y básicamente les estamos poniendo enfrente un cartel de ‘No pasar’. En esencia les estamos diciendo que Estados Unidos está cerrado a estos viajeros, y eso es muy perjudicial y corto de miras”, señaló Geoff Freeman, director de la Asociación de Viajes de Estados Unidos, un grupo comercial.