Camil y Castro, junto con el escritor, director y protagonista Ben Millinken, protagonizan “Snag”, una película que transcurre parcialmente en México y que se estrenará el próximo viernes.
Los actores mexicanos Jaime Camil y Sofía Castro, quienes protagonizan la nueva película estadounidense “Snag”, reclamaron más espacio en las producciones de Hollywood para protagonistas latinoamericanos, especialmente para las mujeres.
“Hay un camino muy largo por recorrer, y los pasos que estamos dando son para pavimentar el camino para las generaciones futuras de jóvenes latinoamericanos que vienen a formar parte de la maquinaria de Hollywood”, expuso Camil en entrevista con EFE.
En la misma línea, Castro, hija de la actriz y exesposa del expresidente de México Enrique Peña Nieto (2012-2018), Angélica Rivera, consideró necesario que más mujeres de América Latina interpreten papeles importantes en las grandes producciones.
“Tenemos muchas (actrices) latinas y mexicanas trabajando en Estados Unidos y estamos haciendo nuestro trabajo”, valoró.
Para seguir dando esos pasos, Camil pidió más valentía a los productores de Hollywood para apostar por caras nuevas.
“Creo que necesitamos ejecutivos en Hollywood que tengan más huevos para tomar decisiones y digan: ‘esta persona está rompiéndola en su mercado y va a marcar una diferencia si la traemos'”, consideró.
El mexicano, reconocido por sus papeles en las telenovelas “La fea más bella” o “Por ella soy Eva”, además de la serie estadounidense “Jane the Virgin”, puso como paradigma la llegada del español Antonio Banderas a Estados Unidos de la mano del director Arne Glimcher, para participar en “Los reyes del mambo” (1992).
“Nadie en Hollywood le permitió traer a Antonio Banderas y Glimcher dijo: ‘yo me aviento ese riesgo’. Tuvo rechazo de los estudios, las agencias de seguros. Pero lo trajeron y así inició su carrera”, relató Camil.
Para lograrlo, agregó, es necesario que no se dejen de dar pasos en esa dirección.
“Sean pequeños, medianos o grandes, que sean, porque en el momento que nos volvamos apáticos y dejemos de dar esos pasos, ahí estamos muertos”, indicó.
Precisamente Castro es una de las que está avanzando en esa dirección, ya que en “Snag” asumió su primer papel en una gran producción extranjera.
“Estoy muy agradecida por esta oportunidad. Es un orgullo ser una mexicana que trabaja en Estados Unidos y hacer una película que tiene un espíritu mexicano, es un sueño hecho realidad”, dijo la actriz nacida en la ciudad de México.
Camil y Castro, junto con el escritor, director y protagonista Ben Millinken, protagonizan “Snag”, una película que transcurre parcialmente en México y que se estrenará el próximo viernes.
UN CUENTO DE HADAS CON ACCIÓN
El filme narra la historia de cómo la tranquila vida de un hombre australiano y solitario salta por los aires cuando se entera de que la mujer a la que amaba, y que creía muerta, sigue con vida y secuestrada por un grupo de criminales.
Para Millinken, quien interpreta a Snag, el protagonista, y quien hará lo imposible por recuperar a Valentina, el personaje de Castro, la historia gira en torno al romance, a pesar de las cuantiosas escenas de acción.
“Este es un cuento de hadas sobre un chico que ama a una chica, un Romeo y Julieta, y a estas personas nada las detendrá para estar juntas”, explicó el cineasta británico en entrevista con EFE.
Camil consideró que se trata de “una historia muy bien contada” que combina una concepción “quentintarantinesca” (por el director estadounidense Quentin Tarantino) de la acción con el romance.
“Porque, ¿cuántas explosiones puedes poner en una película de acción antes de que el público se aburra? Si no tienes una historia de amor imposible, la gente se aburre”, subrayó el mexicano, quien encarna a Marco, un asesino.
UN ENAMORADO DE MÉXICO
Corría enero de 2017 y a Millinken, sentado en el porche de su casa, le cayó del cielo la idea de escribir “Snag”, que acabaría dirigiendo y protagonizando, la primera vez que asumió tantas y variadas responsabilidades en una producción.
“Llevé un montón de sombreros diferentes al mismo tiempo, girando un montón de platos, pero fue extrañamente liberador”, dijo de forma metafórica.
El cineasta se proclamó como un enamorado de la cultura y la comida mexicana, así como del español, tras realizar un viaje por el país en 2015.
Por ello, algunas de las escenas, aunque la mayoría fueron rodadas en Nuevo México (Estados Unidos), pretenden recrear el norteño estado mexicano de Sonora o parajes como el Cabo San Lucas, situado en la península de Baja California.