Los diablos son parte de nuestro folclor

Los diablos son parte de nuestro folclor
La lucha del bien contra el mal caracteriza a las presentaciones de los diablos panameños. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

De acuerdo a Mi Cultura, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), incluyó “las danzas y expresiones del Corpus Christi en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”. 

La representación del espíritu del maligno forma parte de las tradiciones panameñas. Las fuerzas del mal y sus consecuencias han tratado de explicarse de diferentes maneras a lo largo del tiempo.

Este fenómeno tan complejo, opuesto al bien, aunque tiene diversas definiciones, en conclusión, está relacionado con actos perjudiciales, destructivos, que causen daño y sufrimiento. El reto tiempo atrás fue explicarlo asertivamente.

La figura de los diablos panameños surgió para inculcar preceptos religiosos a creencias ancestrales. De acuerdo a lo investigado, a nativos que desconocían el idioma español.

La dificultad para comunicarse y explicar la maldad condujo a buscar otras alternativas para realizarlo de forma clara. La inventiva para adoctrinar a los indígenas fue llevarla a cabo a través de la caracterización de historias que les infundieran temor.

Mediante la figura de los diablos y dando rienda suelta a la imaginación y creatividad, se personificó a esta representación, lo cual se diversificó en Latinoamérica y a lo largo de nuestro territorio hasta formar parte de las tradiciones folclóricas.

Los diablicos panameños
Los diablos asustan a las personas como parte de la tradición. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

La dualidad del bien y el mal ante el libre albedrío, así como la salvación, en la cultura popular se protagonizan mediante personas con disfraces que llaman mucho la atención.

Los diablos en sus presentaciones narran pasajes que ilustran el poder mal dirigido del demonio. De igual forma, la lucha del bien contra el mal, mediante enfrentamientos del demonio contra el ángel, ante la capacidad del hombre de conocer la diferencia. Otros de los argumentos interpretados son la protección al espíritu y rendición ante Dios.

A manera general, de acuerdo a cada lugar, son empleadas imponentes máscaras con afilados cachos, enormes plumas, ojos amedrentantes e impresionantes dientes, para asemejar demonios; llamativos vestuarios de diversos materiales de telas y colores; una tira de cuero anudada a una vara llamada “rejo” y accesorios para emitir sonidos.

Al ritmo de música folclórica y zapateos, personas que mantienen la tradición vestidas de diablos, siguen el compás en interesantes danzas, participan en desfiles, fiestas tradicionales y otras presentaciones.

De acuerdo a lo investigado, algunas de sus características:

En Coclé, los diablos cucuá, utilizan una indumentaria elaborada con material natural rígido, específicamente, proveniente del árbol del mismo nombre. Empleaban además cuernos que obtenían de venados reales, que actualmente confeccionan de madera.

El diablo con espejo, de Colón, Portobelo, lleva un vestuario de colores vibrantes y una falda ancha con motas, cintas y espejos.

Los diablicos panameños
Las vestimentas de los diablos son impactantes y llamativas. Foto, Belkis Hidalgo Hoyos.

En la misma provincia, también está el diablo de los congos, que viste de negro con inmensas máscaras. En el acto, este es capturado y bautizado para conducirlo al bien. Le caracteriza que vela por que se obedezca al amo y se observa la diferencia entre un dominante y otro reprimido.

En Los Santos, el diablico sucio baila y juega con los espectadores. Utiliza un vestuario llamativo de tela de rayas rojas y negras, que antes era pintado, por lo que se desteñía. Su máscara es muy colorida y complementada con plumas.  Emplea castañuelas y campanillas.

Por otro lado, el diablico limpio, en el que la danza se realiza con un diálogo. Participa un diablo mayor con un grupo de diablos con rostros de animales.

Los diablos panameños participan en la celebración del “Corpus Christi”, nombre en latín que significa Cuerpo de Cristo.  Según fuentes de Educa Panamá, esta tiene “una trascendencia de cultura y tradición orientada a la herencia dada por los españoles en el tiempo de la colonización”.

Una de las características del evento es la participación de expresiones entre las que se encuentra la danza de los diablos en los diferentes pueblos del país en que se lleva a cabo.

De acuerdo a Mi Cultura, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), incluyó “las danzas y expresiones del Corpus Christi en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.

Al respecto, uno de estos son los diablos panameños.  Mi Cultura explicó, “se caracterizan por sus danzas y máscaras que pueden mostrar rasgos zoomórficos y antropomórficos y varía su elaboración en cada comunidad, como también pueden tener diálogo y distintos tipos de danzas”.

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