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Panamá en el punto de “masa crítica”

Panamá en el punto de “masa crítica”
Mayor Felipe Camargo A., analista de Seguridad y Defensa.

El presidente Mulino no cede: “No hay diálogo nacional ni provincial sobre la ley 462”. La confrontación se intensifica, las tensiones continúan escalando peligrosamente. Esta es la situación en la séptima semana de la huelga nacional. Todo el país en modo de rebelión popular.

Dios y Patria

La Fuerza Pública exigiendo al máximo a la tropa, exponiéndolos a largos turnos de enfrentamientos bajo sol y lluvia, con poco equipo individual para cumplir la misión, rebasó en sus capacidades de imponer el orden público.

Policías heridos, no solo por los efectos de los enfrentamientos, también varios se han caído de los autos patrullas. Ha escalado la violencia de ambos lados.

El uso de bombas molotov, quema de llantas para bloquear carreteras internacionales.

La fuerza de la represión dura (que no se observa cuando debiera ser atacan a los enemigos de la sociedad los criminales y sicarios) de la Fuerza Pública ha sido mayor. Mostrando fotos de bajas como víctimas, cuando son los policías que portan las armas. Y también hay bajas del lado de los manifestantes, que censuran. Eso poco ayuda a pacificar el país.

Cita eucarística.

“Ahora, más que nunca, se hace imprescindible buscar caminos de paz, de diálogo y de escucha “. El pasado domingo primero de junio se dio la Cita Eucarística con un mensaje directo al gobierno. Esa fue la respuesta del presidente Mulino en su conferencia de prensa.

Mulino fue tajante al condicionar, nuevamente, cualquier convocatoria de sesiones extraordinarias y la discusión de la Ley 45, a que el sindicato levante los cierres en la provincia. Es un ultimátum.

El escenario llegó a un punto de “masa crítica“ en siete semanas. En la época militar, tardó más de tres años de conflictos, cuando las protestas de la Cruzada Civilista solo se concentraron en Panamá y en un sector de la ciudad. No fueron más allá.

Ahora es todo el país. Provincias fuera del control del gobierno, vías bloqueadas de noche, como modus operandi, un aumento de la ingobernabilidad, prevalece una desconfianza en el gobierno, una constante en el sentimiento del pueblo.

La prueba de vida

Es una de las fases fundamentales durante las negociaciones de rehenes. Existe un aumento de la rabia de grandes sectores de nuestro pueblo. Ese factor es muy difícil de disminuir. Solo se logrará reducir la actual situación que llegó al punto de “masa crítica”, con acciones que generen confianza en el pueblo.

Lo que conocemos en caso de toma de rehenes, la prueba de vida o mostrar buena fe. El secuestrador sede en aras de un entendimiento. Pero el presidente Mulino estiró la cuerda, la condicionó a que levanten los bloqueos. Y añadió: “No hay diálogo nacional, ni provincial sobre la ley 462”.

Bloqueo de vías método postinvasión

La gran pregunta: ¿Por qué después de 35 años de gobiernos democráticos postinvasión, ha nacido un sentimiento en el pueblo que solo encuentran su solución cerrando, bloqueando las vías para hacer valer su voz frente a los gobernantes de turno?

Esa modalidad se consolidó en la mente de nuestro pueblo que surgió en democracia, como la única vía para la resolución de sus conflictos para mejorar su calidad de vida. Reclamos por agua, salud, electricidad. Esa juventud solo conoce el método de la violencia para ser escuchada.

La democracia postinvasión ha fracasado, cuando el pueblo panameño, su clase media, profesional explotó en casi dos meses de protestas a nivel nacional de día y noche, bajo la lluvia de gases lacrimógenos. La reacción en cadena del pueblo, que el gobierno no calculó se convirtió muy rápidamente y llegó a un punto de “masa crítica”.

Hay una constante: a mayor represión del Estado, no solo la policial. El discurso de los ministros amenazantes, como es el caso de la ministra de Gobierno, genera mayor aumento de la rebeldía del pueblo.

Método de la primavera árabe

Cuando el propio gobierno panameño ha denunciado que algunos actores están mal informando de la Ley 462, engañados por sus líderes, en especial reconocen que no le creen al gobierno y no confían de él.

Así se titula en los medios: “Gobierno: Hay manipulación masiva”. Nos comentan cosas que ni tan siquiera están en la ley. Los tienen engañados.

Después de una larga y costosa campaña de divulgación, de horas en la televisión de entrevistados, no surtió efecto en el pueblo.

La lectura es que el gobierno perdió credibilidad y los medios de comunicación masivo no penetran en el pueblo, que prefieren las redes sociales para informarse y creerles.

La primavera árabe fue un nuevo estilo de revolución popular que movilizó las masas enviando mensajes por wasap.

Este fracaso de las comunicaciones estratégicas o guerra de propaganda, es fatal para la buena gobernanza de la nación panameña. Cuando el gobierno no tiene credibilidad, entra en fase de “masa crítica”. A esa etapa de la lucha social, se llegó por la intransigencia del gobierno.

La radicalización de las dos partes, el gobierno y el pueblo manifestante, está llegando a unas situaciones explosivas, se está en el punto de masa crítica.

El llamado a una paralización del día 5 de junio y el desarrollo de esa consigna que se cumplió, manda una señal alta y clara al gobierno de los niveles de insurrección que ha llegado a las masas populares.

Después de 35 años de vivir en completa democracia y libertad, actualmente el pueblo panameño refleja odio, frustración, rabia e ira a los gobernantes.

Llegar a ese punto de explosión como lo que se vive, es un desenlace de los efectos de la huelga nacional. La peor crisis social que abarca todo el país, que no se puede ocultar ante el mundo.

Es el fracaso de una República que nació postinvasión, y estamos frente a otro escenario: El nacimiento de otra nueva República forjada por las jornadas de lucha del pueblo panameño.

Un pueblo exigiendo, cobrando facturas atrasadas de todos los gobiernos, con profundos malestares incubados por años, ahora explotan.

La falta de una justicia igual para todos, en la que no hay certeza de castigo, la macro corrupción, un aumento de la brecha social, la marginación, un pueblo que observa que sus gobernantes no le resuelven su calidad de vida, falta agua, luz salud, la penetración del narco política en los partidos y en la Asamblea Nacional, explota con una ley que afecta el futuro de miles de panameños.

Tenemos, además, una Fuerza Pública politizada, que no está al servicio de la Patria, si no sosteniendo a un gobierno empresarial altamente represor que solo conoce y aplica como único método de solución de conflictos, el garrote al pueblo.

Panamá, después de 35 años de vivir en democracia, con la totalidad del Canal bajo nuestra administración, amenazado por los Estados Unidos, responde a sus interese nacionales en defensa de su propia sobrevivencia y en prevención de una guerra con China. Estados Unidos desarrolla operaciones y estrategias para restablecerse con su poder militar en Panamá.

¿Qué ha hecho bien el gobierno en esta crisis? Desarrollar un discurso y una narrativa para elevar el malestar social, como el artículo publicado de un asesor presidencial, excuadro ideológico de la Cruzada Civilista. “El país de Tres Patines”. El presidente Mulino se mantiene sin cambios, con una posición de gano porque gano. “No hay diálogo nacional ni provincial ni ninguno”.

El presidente Mulino debe entender que la nación panameña llegó a un punto de “masa crítica”.

El próximo paso es la implosión. Con ese escenario claro, debería de tomar decisiones acordes al momento, para evitar una reacción en cadena del pueblo.

Defino la situación nacional, entramos en la fase VICA: Volátil, incierta, compleja y ambigua.

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