“La crisis en Bocas no cede ni con estado de urgencia”. “¡Alarmante! La represión en Panamá genera condena internacional”. “¿Paz real o solo fachada? Bocas del Toro sigue en tensión”. Titulares de El Siglo, los días 25, 26 y 28 de junio del 2025.
I.- 30En 1999 revirtió totalmente la antigua Zona del Canal, hace 25 años comenzamos a tener el control total e inició otra fase de multimillonarios ingresos, que por más 100 años nuestro pueblo espero disfrutar. Pensábamos que el país iba a estabilizar nuestra macroeconomía. Pero seguimos sin ver el chen chen.
Ese factor de frustración provocó el estallido social espoleado inicialmente por las protestas de la ley 462 a las reformas de la Caja de Seguro Social, que sacó a flote el profundo malestar y rabia del pueblo panameño contra todos los gobiernos democráticos post invasión.
Esta es la situación al cumplirse el primer año de la actual administración. Las protestas a nivel nacional más grande sostenidas en la era post invasión.
El “Panamá democrático” post invasión después de 35 años de gobiernos civiles, es el más desigual de la región, con un desempleo por el 9,5%, alta informalidad, a pesar de los millones de ingresos productos del Canal y que otras naciones de la región no han recibido.
¿Cómo se logra vender esta realidad a nuestro pueblo? Hay un sistema político elitista, corrupto, agotado, que se mantiene aplicando el garrote de la Fuerza Pública.
II.- Estado de Urgencia. En la décima semana de la huelga, el gobierno declaró el Estado de Urgencia en Bocas del Toro, inicialmente por cinco. Al no poder controlar la situación de ingobernabilidad lo extendió cinco días adicionales.
La misión de la Operación Omega era abrir la vía terrestre totalmente y pacificar Bocas del Toro. No se ha cumplido la misión, hasta el momento.
Lo puedo comprender como militar. “La Policía Democrática” no está en capacidad operativa para desarrollar por semanas, para pacificar Bocas del Toro e imponer el orden público en todo el país. Difícil tarea que se la impuso el poder político, sin evaluar el poder de disuasión de la Fuerza Pública.
Ese es el escenario próximo a cumplirse el primer año del mandato del presidente José Raúl Mulino.
III.- Memoria histórica. La provincia de Bocas del Toro ha sido la más sufrida en los 35 años de gobiernos democráticos. Gran parte de ese tiempo bajo la administración del señor feudal y presidente del PRD.
Hay una acumulación en el pueblo panameño de descontento social de una era post invasión que explotó. El modelo político, económico y de seguridad tocó fondo.
Grave situación cuando estamos enfrentando presiones de Estados Unidos.
IV.- Decisiones impopulares. No es la primera decisión presidencial que causa un profundo malestar popular. Recordemos la Ley Chorizo del 2010, la represión policial, el exceso del uso de la fuerza, todo quedó documentado, donde se violaron los derechos humanos, con más de medio centenar de manifestantes que perdieron la vista a causa de los perdigonazos.
No hubo consecuencias. Ahora se repitieron los mismos abusos en democracia. Violaciones a los derechos humanos.
V.- Las pandillas. Según el MINSEG, atacaron en Changuinola e impusieron el terror tipo Haití. Eso es aceptar un estado fallido, es aceptar una crisis de máxima inseguridad. Panamá está en manos de las pandillas controlando la ciudad de Panamá, Colón, San Miguelito, otros territorios y envía una señal de SOS, para que vengan fuerzas externas a auxiliarnos.
Las pandillas crecieron por la incapacidad de todos los gobiernos, no es solo la culpa ni la responsabilidad de la Policía Nacional.
¿En el caso de Changuinola que territorio van a disputarse? Colón es la segunda ciudad y es la entrada del Atlántico al Canal, con sus puertos.
Las pandillas fueron un “falso positivo” maquillado , tipo Colombia para justificar el aplastamiento del movimiento popular.
Pero no alcanzaron su objetivo, la vía terrestre continúa cerrada a pesar de tener cerca de 400 detenidos, cifra que las Fuerzas de Defensa nunca capturó en tres años de crisis y confrontación con la Cruzada Civilista.
VI.- Polarización y descontento social. La grave situación de ingobernabilidad ha provocado una profunda y violenta polarización del país. Hay una generalizada crispación social. Con una Fuerza Pública enfrentada con su pueblo. Una clase política estancada, en modo de gobernar con una doctrina de “gobierno empresarial”.
Las relaciones con Estados Unidos, nuestro principal socio estratégico, presionando para imponernos sus intereses geoestratégicos y tomar el Canal. El país carece de la unidad nacional necesaria para plantar cara a Estados Unidos.
VII.- La fuerza del poder indígena. Han puesto una alta cuota de sacrificio en esta crisis, son los que más han sido reprimidos, castigados y humillados. Los originarios.
Los panameños autóctonos representan el 17,2% de la población total. Las comarcas indígenas, son territorios autónomos, controlan el 20% del territorio nacional. Guerreros ancestrales.
Están luchando no es solo por la huelga nacional, sino por su lucha permanente para subsistir. En el caso del Darién al cerrarse la frontera y la migración perdieron, un método de subsistencia que por lo menos en los últimos 15 años lograron hacer negocios con las migraciones en conjunto con la corrupción de todos los gobiernos.
Hoy todas sus comunidades están pasando hambre y el SENAFRONT no ha visto ese nuevo escenario.
En el caso de Bocas del Toro, están luchando para superar el sistema económico y social, la esclavitud impuesta solo a vivir del monocultivo del banano. Y del dominio político de los señores feudales que controlan el poder político.
Ese músculo indígena es una realidad que hay que darle un nuevo tratamiento social. No solo el garrote. Hay en desarrollo una nueva correlación de fuerzas populares desafiando al poder político constituido.
VIII.- Daños políticos colaterales, memoria histórica, Ley Chorizo.
Los efectos y los “daños colaterales” que está causando la Operación Omega en las aspiraciones políticas del expresidente, asilado en Colombia, son letales.
Las violaciones de los Derechos Humanos de los bocatoreños imponen una matriz histórica y malos recuerdos de los momentos sufridos cuando el expresidente impuso la Ley Chorizo.
El método de la actual Operación Omega, acumula errores de manejo de crisis que la contaminan políticamente.