Estudios pequeños revelan que la psilocibina estimula la actividad cerebral en pacientes con depresión

Estudios pequeños revelan que la psilocibina estimula la actividad cerebral en pacientes con depresión
Un hongo de género Psilocybe, que contiene el químico psicoactivo psilocibina, en Nanaimo, Columbia Británica, Canadá, el 18 de febrero de 2021. Foto, Alana Paterson/The New York Times.

La depresión sigue siendo una de las enfermedades de salud mental más comunes en Estados Unidos, pues aproximadamente 21 millones de adultos informaron haber padecido un episodio depresivo mayor en 2020, según el Instituto Nacional de Salud Mental.

Los compuestos psicodélicos como el LSD, el éxtasis y los hongos alucinógenos albergan un gran potencial para tratar una amplia variedad de trastornos de salud mental, pues los participantes de estudios clínicos a menudo describen haber tenido avances tremendos para dominar los demonios provocados por el trastorno de estrés postraumático (TEPT), o haber encontrado tranquilidad y claridad inesperadas frente a una enfermedad terminal.

Sin embargo, sigue siendo un enigma exactamente cómo los psicodélicos reconfiguran la mente.

Un grupo de neurocientíficos en Londres pensó que la tecnología avanzada de neuroimagen que brinda un panorama muy profundo del cerebro quizá les daría algunas respuestas. Reclutaron a 43 personas con depresión grave para un estudio patrocinado por la Universidad Imperial de Londres, y les administraron psilocibina, el ingrediente activo de los hongos alucinógenos, o bien un antidepresivo convencional; no se les dijo a los participantes qué se les daría. Mediante una resonancia magnética funcional, que captura la función metabólica, tomaron dos imágenes de su actividad cerebral: una el día previo a recibir la primera dosis y otra más o menos tres semanas después de la dosis final.

Sus hallazgos fueron esclarecedores, en sentido figurado y literal, según un estudio publicado el lunes en la revista Nature Medicine. En el transcurso de tres semanas, los participantes que recibieron el antidepresivo escitalopram reportaron una leve mejora en sus síntomas, y los escaneos aún mostraban las señales persistentes que corresponden a una mente afectada por un trastorno depresivo mayor. La actividad neuronal se limitaba a ciertas regiones del cerebro, un reflejo de los patrones rígidos de pensamiento que pueden atrapar en un ciclo negativo de pesimismo y desesperanza a quienes padecen depresión.

Por el contrario, los participantes que recibieron terapia con psilocibina informaron haber sentido una mejora rápida y sostenida en su depresión, y los escaneos mostraban destellos de actividad neuronal en zonas amplias del cerebro que se mantuvieron durante las tres semanas. Esa conectividad aumentada, dijeron, se parecía a la agilidad cognitiva de un cerebro saludable que puede, por ejemplo, alternar entre un brote matutino de melancolía, un día estresante en el trabajo y una noche de parranda despreocupada con amigos.

Si bien los autores reconocieron las limitaciones del estudio, como su escala pequeña y su plazo breve de observación, señalaron que la psilocibina parecía tener un efecto “liberador” en el cebero de la gente con depresión grave.

“Al parecer, la psilocibina te permite ver las cosas desde una perspectiva totalmente nueva, sobre todo cuando cuentas con un psicoterapeuta que pueda guiarte en la experiencia”, destacó Richard Daws, neurocientífico cognitivo y autor principal del estudio. “Puedes desentrañar experiencias difíciles que tal vez definen tu manera de ver el mundo, lo cual es interesante porque eso es precisamente lo que intenta lograr la terapia cognitivo-conductual tradicional”.

Algunos expertos que no participaron en el estudio comentaron que los resultados no eran tan sorprendentes, pero que sí brindaban una posible explicación biológica para los relatos anecdóticos sobre avances terapéuticos con fármacos psicodélicos.

Patrick M. Fisher, neurocientífico de la Unidad de Investigación en Neurobiología en Copenhague, Dinamarca, quien estudia los efectos de la psilocibina en el cerebro, dijo que los hallazgos podrían ayudar a explicar por qué los sujetos de las investigaciones con compuestos psicodélicos solían reportar un alivio a largo plazo de sus padecimientos psicológicos. “Al parecer, una o dos dosis de drogas psicodélicas generan beneficios clínicos duraderos y cambios en la personalidad y el estado de ánimo, y esa es una característica inusual de las drogas”, comentó.

“Aunque estas imágenes cerebrales son importantes para encontrar los mecanismos en el cerebro que sustentan estos cambios duraderos, este estudio deja varias preguntas importantes sin respuesta”.

El campo de la medicina psicodélica sigue en sus inicios tras décadas de investigación escasa o nula, como resultado directo de las políticas contra las drogas que impidieron a la mayoría de los científicos en Estados Unidos investigar compuestos capaces de alterar los procesos mentales. Pero a medida que el estigma se ha desvanecido y el financiamiento para la investigación ha comenzado a fluir, cada vez más científicos buscan explorar si estas drogas pueden ayudar a los pacientes que sufren una amplia variedad de trastornos de salud mental, incluyendo la anorexia, la drogadicción y el trastorno obsesivo-compulsivo.

Además de la psilocibina, la MDMA, mejor conocida como éxtasis, ha mostrado mucho potencial. Un estudio realizado en mayo del año pasado y publicado en Nature Medicine halló que el uso de esta droga en conjunto con la terapia conversacional podía reducir de manera considerable o incluso eliminar los síntomas del TEPT. En la actualidad, hay ensayos clínicos de fase 3 en marcha, y algunos expertos creen que la Administración de Alimentos y Medicamentos podría aprobar la terapia con MDMA para tratar el TEPT a partir del próximo año.

La depresión sigue siendo una de las enfermedades de salud mental más comunes en Estados Unidos, pues aproximadamente 21 millones de adultos informaron haber padecido un episodio depresivo mayor en 2020, según el Instituto Nacional de Salud Mental. Aunque el Prozac (fluoxetina) y otros antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), han funcionado para muchas personas, tienen efectos secundarios significativos y no les sirven a todos.

Es por eso que el puñado de estudios a pequeña escala sobre la psilocibina y la depresión han despertado el interés de los expertos en salud mental y los pacientes.

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