Paul Kagame, presidente de Ruanda, anunció hoy la incorporación de Togo y Gabón a la Commonwealth. Es la primera vez desde 2009 -cuando Ruanda se unió a esta organización internacional- que la Commonwealth acepta la incorporación de nuevos miembros.
Los líderes de la Commonwealth clausuraron hoy en Ruanda su vigésimo sexta cumbre, en la que más de una treintena de jefes de Gobierno y representantes de 54 países, así como el príncipe Carlos de Inglaterra, prometieron mantener su unidad para conseguir un futuro mejor.
“Trabajaremos conjuntamente para identificar nuestros problemas y avanzar juntos”, dijo el presidente ruandés, Paul Kagame, este sábado durante su discurso de clausura.
Desde el pasado sábado jefes de Gobierno, representantes de países de todo el mundo, activistas y expertos han discutido en Kigali temas tan importantes como el cambio climático, la importancia de erradicar enfermedades tropicales como la malaria, defender la igualdad de género y la recuperación económica tras la pandemia de coronavirus.
Para hacer frente a esos problemas globales, los líderes destacaron la importancia de encararlos conjuntamente.
Además, Kagame también anunció hoy la incorporación de Togo y Gabón a la Commonwealth.
Es la primera vez desde 2009 -cuando Ruanda se unió a esta organización internacional- que la Commonwealth acepta la incorporación de nuevos miembros.
De esta manera, el número de naciones que forman parte de la Commonwealth -una de las asociaciones políticas de naciones más antiguas y extensas del mundo- ascendió a 56.
IMPORTANTES AUSENCIAS
En esta cumbre -que tuvo que ser atrasada durante dos años por la pandemia de covid-19- se dieron cita jefes de Gobierno de todo el continente, pero también destacó la ausencia de líderes de algunas naciones importantes para la Commonwealth.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, y el primer ministro de India, Narendra Modi, participaron esta semana en la cumbre del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), organizada por China y celebrada en línea, pero no acudieron a Ruanda para formar parte de estas reuniones.
En su lugar, ambos líderes enviaron a representantes.
Tampoco acudieron los primeros ministros de Pakistán (Shehbaz Sharif) -aunque participó a través de una intervención en línea-, Australia (Anthony Albanese) y Nueva Zelanda (Jacinda Ardern).
Por otra parte, el príncipe Carlos, el heredero de la Corona Británica, acudió en representación de la Reina Isabel II, que tampoco pudo acudir a este evento.
LA TRANSFORMACIÓN DE RUANDA DESDE EL GENOCIDIO
Otra de las protagonistas de esta cumbre fue la transformación económica y social que Ruanda ha conseguido desde el genocidio que sacudió el país en 1994 hasta la actualidad, un cambio que el primer ministro británico, Boris Johnson, ha elogiado durante sus intervenciones públicas.
En menos de tres meses en 1994, desde 7 de abril hasta el 15 de julio al menos 800.000 personas fueron asesinadas en lo que se considera una de las peores matanzas étnicas de la historia reciente de la humanidad.
El origen de las tensiones que desencadenaron el genocidio se remonta a finales del siglo XIX, cuando el Gobierno colonial alemán y más tarde el belga separaron a la población ruandesa en dos grupos cerrados: los tutsis, que representaban al 14 % de la población, y la mayoría hutu.
Las hostilidades entre dos grupos -que dependiendo de cada momento de su historia tuvieron más o menos privilegios gracias a la marginación o explotación del otro- originaron una guerra civil entre el Gobierno prohutu ruandés y el rebelde Frente Patriótico Ruandés (FPR), dirigido por Kagame, desde 1990 hasta 1994, cuando finalmente se desató el genocidio contra los tutsis.
Este viernes, el presidente ruandés dijo que las matanzas de 1994 mostraron a Ruanda la importancia de permanecer unidos y evitar las divisiones, una enseñanza que también debería tener en cuenta la Commonwealth.
“Todo lo que hacemos, incluido unirnos a la Commonwealth en 2009, tiene como objetivo que nuestro pueblo esté conectado, sea parte de algo y tenga visión de futuro”, destacó el mandatario ruandés.
Desde el genocidio, la esperanza de vida en Ruanda se ha duplicado y la mortalidad infantil ha caído en picado, entre muchas otras mejoras sociales, y el Gobierno ha intentado mostrar este país como un lugar seguro y moderno en el que invertir y mantener reuniones de carácter internacional.
Sin embargo, organizaciones pro derechos humanos denuncian la ausencia de espacio político para los opositores del régimen de Kagame, que dirige el país desde el año 2000.
Asimismo, también ha sido muy criticado el pacto que Ruanda y Reino Unido anunciaron el pasado abril y que permitirá al Gobierno británico repatriar al país africano solicitantes de asilo extranjeros que llegan de manera irregular.
A pesar de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) paralizó el primer vuelo de solicitantes de asilo desde Reino Unido con destino a Kigali el pasado 14 de julio, tanto Johnson como Kagame han defendido su acuerdo durante esta cumbre.