Las nuevas exposiciones en el sur de California muestran las riquezas del arte y la tradición

Las nuevas exposiciones en el sur de California muestran las riquezas del arte y la tradición
En una fotografía sin fecha de Marisol Espinosa, Sergio Hernández en su estudio en Oaxaca en 2017, trabajando en la pintura de óleo sobre lienzo “Último Tule”. Foto, Marisol Espinosa vía The New York Times.

Isaías Rodríguez, un artista que enseña el arte de hacer piñatas como parte de su negocio, My Little Piñatas, creó una instalación para el Mingei que cuenta con más de 200 colibríes y 300 mariposas monarca, cada una de estas es del tamaño de su mano.

SAN DIEGO — La mayoría de la gente conoce las piñatas como esculturas efímeras de papel y cartón, a las que los niños pegarán con un palo para romperla y obtener los dulces escondidos en su interior. Pero en el Museo Mingei International en San Diego, son hermosas obras de arte y narración llenas de complejidad.

“Piñatas: The High Art of Celebration”, del 29 de octubre al 30 de abril, es solo una de varias exhibiciones que abrirán este otoño en el sur de Califronia para celebrar las obras y talentos de diversos artistas latinos.

Se exhibirán más de 80 piñatas, incluyendo un rosario de casi 4 metros de largo, un auto “lowrider” de tamaño real y parvadas de diminutos colibríes y mariposas monarca.

Aunque la historia de la piñata no está bien documentada, se cree que se inventaron en la antigua China, donde existía la tradición de romper un buey de cerámica lleno de semillas durante una ceremonia de primavera, según Emily Zaiden, la curadora invitada de la exhibición del Mingei.

Las piñatas empezaron a aparecer en el norte de Italia y en España en el siglo XVI, contó Zaiden, y fueron llevadas a México por los misioneros, quienes las usaron en las celebraciones navideñas para atraer a los indígenas a la iglesia. La exhibición del Mingei, continuó, “lleva al límite la idea de lo que puede ser una piñata: metáforas de la identidad latina y de las jerarquías y opresión que existen en la sociedad actual, así como símbolos políticos”.

Diana Benavidez, artista binacional cuya obra forma parte de la exposición (también es la especialista en educación del museo), aprendió cómo se hacían las piñatas cuando era niña en Tijuana, México, ayudando en la tienda de dulces de un amigo. Le sorprendió el esfuerzo que conllevaba crear objetos que se iban a destruir.

“A partir de ese momento, empecé a ver las piñatas como esculturas poco apreciadas”, dijo.

Arte chicano
En una fotografía sin fecha del Museo Internacional Mingei, la obra “abundancia c/s” (2022) de Isaías Rodríguez, hecha con papel de china, pintura acrílica y cartulina. Foto, Mingei International Museum vía The New York Times.

Isaías Rodríguez, un artista que enseña el arte de hacer piñatas como parte de su negocio, My Little Piñatas, creó una instalación para el Mingei que cuenta con más de 200 colibríes y 300 mariposas monarca, cada una de estas es del tamaño de su mano.

Para Rodríguez, hacer piñatas es una celebración de su propia historia, así como del arte y la cultura chicana. “Me identifico como chicano de tercera generación de Los Ángeles”, afirmó. “Al crecer en una familia pobre de clase trabajadora en Boyle Heights, con 12 niños, tuvimos bastantes fiestas con piñatas”.

En noviembre en el Museo de Artes de San Diego, abrirá “Sergio Hernández: Embers of Oaxaca”, la primera exposición individual en un museo de Estados Unidos de este artista indígena mexicano. Hernández forma parte de una larga historia de pintores influyentes del estado mexicano de Oaxaca.

De las más de 30 obras de la muestra, aproximadamente la mitad son de escala monumental; algunas miden 3 metros de ancho, señaló Michael Brown, curador de la exposición.

“Muchas de las piezas se centran en el mundo natural y nuestro lugar en él, así como en la historia de los pueblos indígenas en el Oaxaca nativo de Hernández y sus entornos”, dijo.

Hernández suele usar la cochinilla, un pigmento rojo a base de escarabajos desarrollado por los artistas indígenas antes de la Conquista española. También utiliza arena oaxaqueña y hoja de oro, un guiño a cómo los aztecas, que controlaban la zona en el siglo XVI, valoraban el oro. La exposición incluye también pinturas y grabados.

Otras exposiciones destacadas son una retrospectiva de los más de 30 años de trabajo de los hermanos Einar y Jamex de la Torre en el Centro Cheech Marin de Arte y Cultura Chicana del Museo de Arte de Riverside. Originarios de Guadalajara, México, los hermanos viven ahora en San Diego y Baja California, México.

arte chicano
En una foto sin fecha de Madison Metro/Craft in America, “Illuminated Pinata No. 5” de Roberto Benavidez, 2018. Foto, Madison Metro/Craft in America vía The New York Times.

Esta exposición, “Collidoscope: de la Torre Brothers Retro-Perspective”, incluye más de 70 piezas de técnica mixta. El dúo es conocido por sus esculturas de vidrio soplado y los objetos de esta muestra tienen un carácter caleidoscópico y surrealista: son una colisión de colores, imágenes, temas y materiales. Muchas de las obras tienen también un humor negro. “La Belle Epoch” es especialmente espectacular: una extravagante interpretación de la Piedra del Sol, uno de los artefactos más famosos del mundo azteca.

La versión de los De la Torre es una rueda de la fortuna de 3 metros, cuya circunferencia está marcada por corazones humanos que giran alrededor del dios azteca del sol, Huitzilopochtli, quien sostiene un cuchillo en una mano y una botella de licor en la otra. Esta es una de las dos exposiciones inaugurales del Cheech, uno de los primeros espacios permanentes del país dedicados al arte y la cultura chicana.

“Arte Para La Gente: The Collected Works of Margaret Garcia” se presenta hasta el 11 de junio en LA Plaza de Cultural y Artes de Los Ángeles e incluye más de 75 obras de la artista y profesora chicana de dicha ciudad.

García es conocida por sus retratos de personas de la comunidad chicana, como propietarios de tiendas, artistas, vendedores de comida y fruta y personas sin hogar.

“La gente a la que pinta, de las comunidades negra y morena, normalmente no se ve representada en el arte”, indicó Karen Crews Hendon, conservadora principal de LA Plaza. “Tiene una forma de pintar muy expresionista, con colores vivos y atrevidos”.

A principios de octubre, el Museo y Centro Cultural Chicano Park abrió sus puertas en Logan Heights, el barrio mexicanoestadounidense más antiguo de San Diego. Está dedicado a celebrar y preservar la historia del barrio y de Chicano Park, que existe gracias al activismo de los residentes locales en 1970.

Dos años después de que los terrenos bajo el puente de Coronado se llamaran oficialmente Chicano Park, los artistas locales comenzaron a pintar murales en las pilastras del puente. Hoy hay más de 80.

La primera exposición de este museo, “PILARES: Stories of Resilience and Self-Determination”, incluye 12 pilares interiores de 2 metros de altura, cada uno de los cuales ha sido usado como lienzo por grupos afiliados a la comunidad para pintar sus propias experiencias.

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