La Sra. Rita Chan de Yee recibe atención diaria de su fisioterapeuta, el Sr. Antonio Castillo, quien la ha atendido por muchos años, y le ha interiorizado los beneficios de este tratamiento, el cual debe ser continuo.
¿Cómo luchar contra las secuelas de un accidente automovilístico por casi 45 años? Esa respuesta la tiene la Sra. Rita Chan de Yee, quien el 5 de marzo de 1978 tuvo que enfrentarse a la realidad del evento de tránsito con las respectivas lesiones y sacar, desde lo más profundo de su ser, todas las fortalezas, el positivismo, la fe, ánimo, confianza en sí misma y en la familia, además de los médicos que a partir de ese momento se convirtieron en sus aliados para continuar su existencia.
Recientemente nos reunimos con doña Rita, quien requiere de una silla de ruedas para movilizarse, a fin de conversar cómo ha sido la nueva vida a la que ha tenido que adaptarse, en unión de su esposo Dr. Rafael Yee (ya fallecido) y sus hijos Rafael, Roberto, Rogelio, Rita y Raúl, quienes, a su vez, han engrandecido la vida de su madre con 12 nietos.
Le preguntamos a la Sra. Rita sobre qué actividad ha sido relevante en esa lucha que ha sostenido para proseguir una existencia activa, ya que ella siempre fue una mujer con mucha energía y constantemente dispuesta a emprender acciones laborales, educativas, de la familia y de beneficio para otros sectores de la sociedad.
Con mucha convicción nos respondió que: “La vida es fisioterapia continua”. Desde el principio de su recuperación del accidente, tuvo que someterse a tratamientos de Fisioterapia, en los Estados Unidos, principalmente, toda vez que sus piernas no le permitían caminar; sin embargo, pudo movilizarse con ayuda de muletas.
Años más tarde, empezó a padecer de siringomielia, una enfermedad que le afectó el dinamismo de sus brazos y manos, por lo cual quedó confinada al uso de una silla de ruedas, no obstante, ha logrado realizar algunas actividades.
Las sesiones diarias de fisioterapia se han convertido en sus sostenes, además de la resiliencia que la ha caracterizado en el periodo de estos casi nueve lustros de padecer la discapacidad.
Sobre esta fase de sus tratamientos, la Sra. Rita Chan de Yee nos presentó a su fisioterapeuta, el Sr. Antonio Castillo, quien la ha atendido diariamente por bastante tiempo, y le ha interiorizado los beneficios de este tratamiento, el cual debe ser continuo.
Para la amiga de doña Rita, Maritza Tasón Davidson, “la Fisioterapia podría ser otro nombre que significara vida. Nuestras vidas son de cierta forma una eterna fisioterapia. Nosotros gateamos, caminamos, alzamos los brazos para alcanzar cosas, todo lo que hacemos es constante fisioterapia”.
El fisioterapeuta, Antonio Castillo, subrayó que en su trabajo atiende secuelas de enfermedades cerebrovasculares, isquemias, lesiones cerebrales, entre otras.
Su especialidad lo ha llevado a la reeducación del paciente, tarea que puede tardar meses o años y en la cual está involucrada la familia de la persona afectada, apoyo que es fundamental en la recuperación.
Castillo sostuvo que ningún paciente es igual a otro. Algunos se recuperan al 100%, otros quedan con secuelas, todo depende de las técnicas del terapeuta. En el caso de la Sra. Rita Chan de Yee, resaltó el positivismo de ella para continuar con este objetivo.
Explicó que la fisioterapia se puede dividir en: Prevención. Atención primaria, una lesión, él la atiende y educa para el futuro; en las policlínicas se hace investigación; y rehabilitación, un proceso interdisciplinario, en el que otros especialistas contribuyen.
En los pacientes con dolores crónicos, se les da un mantenimiento permanente, y eso los ayuda a paliar los malestares y así participar en las actividades familiares y/o sociales.
Castillo está de acuerdo en que, “hay que trabajar en enseñar a los niños para que conozcan que existe alguien que atiende las lesiones y cómo evitarlas. Es importante que conozcan quién es fisioterapista y cuándo utilizar su atención”.
Asimismo, el fisioterapista hizo referencia a la existencia, actualmente, de mucha tecnología y esa permite que se acceda a la situación del paciente desde el principio de los malestares.
Mencionó que la terapia invasiva ayuda mucho. Detalló que lo tradicional es el uso del calor, frío y ejercicios, estos últimos son los que al final ayudarán más en la recuperación del paciente.