Una gran cantidad de investigaciones ha asociado este ingrediente clásico del Mediterráneo con resultados prometedores en términos de salud: un menor riesgo de desarrollar cáncer, una posible prevención del alzhéimer e incluso menos probabilidades de morir a una edad temprana.
¿Café con aceite de oliva? Starbucks apuesta a que sí te lo tomarás.
No sería el más extraño alimento o bebida en el que haya incursionado el aceite de oliva; lo mezclamos con helado y lo incorporamos al pastel de chocolate. Los fanáticos del aceite de oliva beben tragos de ese líquido en TikTok porque dicen que les limpia la piel y les ayuda a perder peso. Podemos remojar la toronja en aceite de oliva o ponerle un chorrito al Martini seco, añadirlo a la granola o mezclarlo con la crema de limón.
Los especialistas en nutrición consideran que el aceite de oliva es un ingrediente saludable para tus comidas. Al aceite de oliva se le asocia con una serie de beneficios para la salud, desde bajar la presión arterial hasta disminuir la inflamación, comentó Julia Zumpano, una especialista en nutrición de la Clínica Cleveland.
Una gran cantidad de investigaciones ha asociado este ingrediente clásico del Mediterráneo con resultados prometedores en términos de salud: un menor riesgo de desarrollar cáncer, una posible prevención del alzhéimer e incluso menos probabilidades de morir a una edad temprana. Pero en muchas de estas investigaciones se han estudiado sus efectos en la salud de las personas que consumen aceite de oliva como parte de una dieta mediterránea más amplia en la que es un sustituto de fuentes menos saludables de grasas, como la mantequilla, y no los efectos en la salud del aceite de oliva por sí solo.
Es complicado descifrar cuánta participación ha tenido este aceite en esos resultados para la salud, señaló Marta Guasch-Ferré, una investigadora de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. Pero las investigaciones más sólidas que tenemos se enfocan en los beneficios que tiene el aceite de oliva para el corazón, añadió.
Guasch-Ferré encabezó un estudio publicado en 2022 que reveló que las personas que consumían más de la mitad de una cucharada de aceite de oliva al día tenían aproximadamente un 19 por ciento menos de probabilidades de morir de alguna enfermedad cardiovascular que quienes casi nunca o nunca lo consumían. Y en un análisis de 13 estudios realizados en 2022 se vio que había una estrecha relación entre un mayor consumo de aceite de oliva y un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y morir de otras causas.
Los científicos han planteado algunas teorías para tratar de explicar por qué el aceite de oliva puede proteger el corazón. De acuerdo con la Asociación Estadounidense del Corazón, este aceite contiene ácidos grasos monoinsaturados, los cuales pueden disminuir los niveles de lipoproteína de baja densidad, o LDL —a la que en ocasiones se le llama colesterol “malo”— en la sangre. Es posible que se acumulen grandes cantidades de LDL en las paredes internas de los vasos sanguíneos y estas formen unos gruesos depósitos llamados placas que pueden limitar y tapar las arterias principales; las grasas monoinsaturadas pueden ayudar a prevenir este daño.
Selvi Rajagopal, profesora adjunta de Medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, aseveró que el aceite de oliva también es rico en compuestos antioxidantes llamados polifenoles, los cuales pueden ayudar a proteger las células de ese daño.
A pesar de los beneficios del aceite de oliva a nivel cardiovascular, no deja de ser una grasa, señaló Rajagopal, lo cual significa que es bastante alto en calorías. Beber directamente el aceite de oliva o mezclarlo en una bebida podría añadir calorías innecesarias a la dieta.
Asimismo, sus beneficios se pueden ver alterados por la manera en que se elabora.
Zumpano explicó que cuanto menos procesado sea el aceite, más alto es su contenido de polifenoles. La exposición del aceite a calor excesivo o a solventes químicos puede degradar los polifenoles, afirmó. Así que hay que elegir aceite de oliva extra virgen (que normalmente se elabora triturando las aceitunas con medios mecánicos) o aceite de oliva virgen (el cual casi siempre conserva los niveles de polifenoles) y no una botella de aceite de oliva convencional.
Sin importar el tipo de aceite de oliva que elijamos, siempre va a aportar algunos beneficios a nuestra salud, aseveró Rajagopal. “No tenemos que conseguir el de mayor extracción en frío, el más puro ni el más caro”.
Guasch-Ferré recomendó usar aceite de oliva como sustituto de grasas menos saludables, sobre todo mantequilla y productos lácteos de leche entera, los cuales contienen grasas saturadas que pueden elevar los niveles de LDL. Zumpano sugiere cocinar con aceite de oliva en lugar de mantequilla o mezclarlo con hierbas y especias para luego rociarlo sobre una ensalada y no usar un aderezo cremoso. Pero Guasch-Ferré aconsejó no consumir más de tres o cuatro cucharadas de aceite de oliva al día. Tampoco debemos esperar que el aceite de oliva por sí solo vaya a transformar nuestra salud en general.
“No podemos verlo de manera aislada y pensar que con solo aumentar su consumo nuestra salud va a mejorar”, comentó Rajagopal. “Hay que tomar en consideración nuestra dieta en su totalidad”.