ANN ARBOR, Míchigan — Eileen Isotalo, de 66 años, siempre lograba perder peso, pero siempre lo recuperaba. Su primera dieta fue con Weight Watchers a los 14 años. Siguió probando dieta tras otra y compró tantos libros sobre adelgazar que cree tener más que la biblioteca pública.
Desesperada, por fin acudió a una clínica de control de peso de la Universidad de Míchigan. Tenía apnea del sueño y le dolían las rodillas, pero no podía controlar su apetito.
Es una necesidad imperiosa de comer”, explicó Isotalo, coordinadora de diseño de interiores jubilada. “Es casi como una sensación de pánico cuando empiezas a tener ganas de comer”.
Mi vergüenza mental era profunda”, comentó.
Ahora, sin embargo, desde que empezó a tomar Wegovy, uno de los nuevos fármacos contra la obesidad que le recetó su médico en la clínica, esos antojos han desaparecido. Ha perdido un poco más de 22 kilos y se ha quitado de encima la ropa oscura que llevaba para ocultar su cuerpo. Sus problemas médicos relacionados con la obesidad han desaparecido junto con gran parte del estigma que la alejaba de su familia y amigos.
Sin embargo, al igual que otros pacientes de la clínica, sigue luchando contra el miedo a que los demás la juzguen por recibir inyecciones para tratar su obesidad en lugar de tener la fuerza de voluntad para perder peso y no recuperarlo.
Sin embargo, el fármaco le “cambió la vida”, asegura
Wegovy y fármacos similares hacen que este sea “un momento muy emocionante en este campo”, afirmó Susan Yanovski, codirectora de la oficina de investigación de la obesidad del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales.
Cerca de cien millones de estadounidenses, el 42 por ciento de la población adulta, padecen obesidad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Por primera vez, las personas con obesidad, que se enfrentaban a toda una vida de riesgo médico, pueden escapar de la despiadada trampa de las dietas infructuosas y ver mitigados sus problemas de salud relacionados con la obesidad, junto con la pérdida de peso.
Pero sigue existiendo el estigma
“Tiene un componente moral”, aseguró Yanovski. “La gente cree de verdad que los obesos solo tienen que hacer acopio de fuerza de voluntad y piensan que tomar un medicamento es la salida fácil”.
A diferencia de otras enfermedades crónicas, la obesidad está a la vista de todos, afirmó Yanovski. “Nadie te mira y sabe que tienes colesterol alto o hipertensión”, señaló.
La obesidad, añadió, “es una de las enfermedades más estigmatizadas que existen”.
Hasta ahora, Wegovy y un medicamento similar pero menos eficaz, Saxenda, son los únicos de su clase aprobados para el tratamiento de la obesidad; otros, como Ozempic y Mounjaro, son fármacos para la diabetes, pero también estimulan la pérdida de peso.
Novo Nordisk, el fabricante de Wegovy, informa que los médicos de Estados Unidos han recetado alrededor de 110.000 de estos medicamentos. Debido a la enorme demanda, la empresa ha suspendido recientemente la publicidad de Wegovy.
No podemos fabricar suficientes”, declaró Ambre James-Brown, portavoz de Novo Nordisk.
Los suministros son tan limitados que la empresa solo vende el medicamento en Estados Unidos, Noruega y Dinamarca, su sede central. Su elevado precio de venta, 1349 dólares al mes, lo pone fuera del alcance de la mayoría de las personas cuyo seguro no lo cubre. Pero cada vez más aseguradoras lo hacen.
Los fármacos han llegado en un momento en que los investigadores han documentado los riesgos de la obesidad y la inutilidad de prescribir solo dieta y ejercicio como tratamiento. Décadas de estudios han demostrado de manera sistemática que muy pocas personas pueden perder el exceso de peso y mantenerlo solo con cambios en su estilo de vida.
Las personas obesas corren el riesgo de padecer diversos trastornos médicos graves, como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, apnea del sueño y hepatopatía grasa no alcohólica, una de las principales causas de trasplante de hígado en Estados Unidos.
Perder peso puede hacer desaparecer algunas de estas complicaciones
Sin embargo, persiste la creencia —alimentada por gurús de la dieta, influentes y una industria que vende suplementos y planes dietéticos— de que, si la gente realmente lo intentara, podría perder kilos.
Por eso, quienes toman un fármaco como Wegovy acaban a menudo en situaciones incómodas, influidos por la opinión común de que la obesidad es una elección de estilo de vida.
En la clínica de la Universidad de Míchigan hay pacientes como Isotalo, cuya reticencia a admitir que toma Wegovy se debe a su convicción de que suele pensarse que quienes lo toman hacen trampa.
Sin embargo, otra paciente, Katarra Ewing, de Detroit, dice a todo el que le pregunta que toma el medicamento. Probó dietas, pero fue Wegovy lo que le permitió perder casi 41 kilos.
Llegó a la clínica de control de peso después de su turno de toda la noche en una fábrica de Ford, animada y vibrante, con una camiseta color verde brillante. Ahora que ha perdido peso tiene más energía, su humor es más alegre y su hipertensión ha desaparecido.
Pero descubrió una consecuencia social no deseada de la pérdida de peso, pues muchos amigos de toda la vida desaparecieron.
Solo me quedan mis amigos de verdad, y son muy pocos”, relató Ewing.
Los especialistas en medicina de la obesidad afirman que no les sorprende, pues observan lo mismo después de que la gente pierde peso con la cirugía bariátrica.
Las relaciones cambian porque la obesidad es una condición que define. Las personas con un peso normal pueden sentirse superiores a un amigo obeso y eso ayuda a definir la relación, hasta que el amigo pierde peso. Otros amigos obesos pueden utilizar la obesidad como factor de unión en la relación. Ahora eso ha desaparecido.
Otro problema es la reputación de los fármacos como medicamentos para la vanidad, que se ha visto amplificada por los chistes de los cómicos en los premios Oscar y en otros escenarios de alto nivel.