Una persona puede ponerle fin a la crueldad en la frontera

Una persona puede ponerle fin a la crueldad en la frontera
Foto: Justin Hamel, The New York Times. Un campamento de migrantes a orillas del río Bravo en noviembre pasado, desde el que se observa la frontera entre Estados Unidos y México. 

Si el presidente no hace valer la clara supremacía del gobierno federal en materia de inmigración, permitirá que una crisis humanitaria se convierta en un problema político.

Las crecientes tretas políticas del gobernador Greg Abbott han causado la muerte de inmigrantes en la frontera entre Texas y México. Es necesario ponerle fin a la Operación Estrella Solitaria, la peligrosa, ilícita e ineficaz misión fronteriza que ha tenido en operación Abbott independientemente del gobierno federal desde hace más de dos años. Ya es hora de que el presidente Joe Biden tome medidas.

La Corte Suprema no ha dejado de que la aplicación de las normas de inmigración es de competencia exclusiva del gobierno federal, no de los estados. Se ha determinado que algunos elementos de las operaciones fronterizas de Abbott son inconstitucionales, violan la legislación federal y están en conflicto con obligaciones asumidas por Estados Unidos conforme a algunos tratados con México. Biden tiene todo el derecho (de hecho, la responsabilidad) de intervenir y ejercer la autoridad clara del gobierno federal para regular la frontera sin interferencia de los estados.

La demanda presentada por el Departamento de Justicia, convoca a Abbott a retirar la peligrosa barrera flotante de boyas que instaló en el río Bravo. Es un buen paso inicial, pero no es suficiente en absoluto. Abbott ha dejado muy claro que no tiene la menor intención de cumplir y no va a esperar a que el procedimiento avance en los tribunales para hacer más pesada la miseria que ha creado en la frontera.

Cada día que Biden no detiene a Abbott provoca sufrimiento innecesario y evitable… e incluso muerte. La semana pasada, un médico del Departamento de Seguridad Pública de Texas denunció la mortífera operación fronteriza del gobernador, pues informó que a la policía se le han dado órdenes de “empujar a los niños pequeños y a los bebés de pecho de vuelta al río Bravo”.

La policía de Texas también instaló “trampas” con concertinas y un muro flotante de boyas que obligan a quienes buscan asilo a dirigirse a partes más peligrosas del río. El médico denunciante también señaló casos en que las obstrucciones han causado ahogamientos y lesiones a niños pequeños que provocaron mutilaciones, además de cortarles las piernas a varios migrantes y atrapar a una mujer embarazada que terminó por perder a su bebé.

Hace poco, el periódico The Houston Chronicle publicó un memorando interno de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza en el que se indica que la Operación Estrella Solitaria les impide a los agentes de la Patrulla Fronteriza desempeñar sus funciones legales en el procesamiento de migrantes y la prestación de ayuda humanitaria. El memorando se redactó unos cuantos días antes de que cuatro migrantes, entre los que había un niño, se ahogaran casi al mismo tiempo mientras intentaban cruzar a un lugar seguro cerca de Eagle Pass, Texas.

 

Foto: Christopher Lee, The New York Times. Se observaron policías estatales del Departamento de Seguridad Pública durante una gira de prensa de la “Operación Estrella Solitaria” en 2021.

Esa tragedia no fue un incidente aislado

El ejercicio fiscal anterior, autoridades estadounidenses recuperaron los restos de 890 migrantes fallecidos en la frontera, el mayor número registrado en la historia, en muchos de los casos debido a ahogamientos.

Es claro que este sufrimiento es el objetivo de la misión fronteriza de Abbott. Quizá diga que es para hacer segura la frontera, pero en todos los aspectos importantes solo está agravando la situación. Según un análisis de The Wall Street Journal, “el área de la frontera en que se concentran más las acciones de la Operación Estrella Solitaria ha experimentado el aumento más rápido en cruces fronterizos ilegales en el estado desde que comenzó la operación”.

Aunque resulta claro que esta operación no funciona, sabemos que Abbott no se detendrá para dar el siguiente paso en su campaña de crueldad si nadie le pone un alto. Antes de las concertinas y las trampas, llenó autobuses de migrantes para enviarlos a la puerta del vicepresidente en Washington D. C. y lanzó un esquema para encarcelar a los solicitantes de asilo por cargos ilícitos y falsificados de allanamiento. En vez de mantener bajo control los peores impulsos de Abbott, la legislatura de Texas, de mayoría republicana, más bien lo ha alentado, pues le ha asignado por lo menos 10,000 millones de dólares para continuar con estas operaciones.

Biden debe ponerle fin a esta locura. De hecho, promover un sistema migratorio y de asilo humano es exactamente lo que prometió hacer Biden cuando era candidato.

Durante la campaña y al comienzo de su presidencia, Biden se comprometió a ponerle fin a las “políticas de inmigración crueles e insensatas” de su predecesor Donald Trump y construir un “sistema de inmigración justo y humano en Estados Unidos que reciba a los inmigrantes” y “mantenga juntas a las familias”.

Sé que el presidente Biden es un buen hombre capaz de abordar de frente el conflicto con claridad moral. Basta observar la forma exitosa en que ha confrontado el cambio climático, reducido la pobreza infantil y unificado a las democracias occidentales para intentar detener la cruel invasión de Vladimir Putin a Ucrania.

Hay que reconocer que el presidente ha dado pasos para eliminar algunos de los elementos más dañinos de las políticas migratorias de Trump. Biden ha dado órdenes ejecutivas para reunir a las familiasque fueron víctimas de la despiadada cruzada del gobierno de Trump por separar a los niños de sus padres en la frontera. Además, ha abierto opciones de asilo para muchos solicitantes de asilo que huyen de un tremendo ambiente de violencia en Centroamérica y otras partes del mundo.

Por desgracia, también ha impuesto nuevas restricciones al asilo que bloquean el acceso a cualquier tipo de protección para demasiadas personas y hace que miles más esperen semanas o meses en miserables campamentos con tiendas en pueblos mexicanos fronterizos, donde sufren cifras alarmantes de secuestros, ataques sexuales o cosas peores. Este marco de “prevención mediante disuasión” corre el riesgo de agravar la crisis humanitaria en la frontera. Cuando a quienes sencillamente no pueden regresar a casa por temor a la violencia o la muerte se les impide solicitar asilo en puertos de entrada lícitos, no les queda más remedio que tomar caminos peligrosos e ilegales a Estados Unidos y caer redonditos en la trampa mortal de Abbott.

Biden debe cambiar de curso y, para hacerlo, debe detener a Abbott

El presidente debería ordenar el retiro inmediato de la concertina letal y las obstrucciones del río Bravo y garantizar que la Patrulla Fronteriza no se tope con barreras del Departamento de Seguridad Pública de Texas hoy mismo. Luego, debe ordenar acciones para sustituir el desdén de Abbott por la vida humana con un liderazgo que defienda nuestros valores como estadounidenses, incluso que ofrezca mejores opciones legales para que quienes tienen motivos válidos para solicitar asilo realicen con todo orden y seguridad los trámites para obtener refugio en puertos legales de entrada en vez de cruzar con desesperación partes peligrosas del río. Esta es la oportunidad del presidente para demostrarles a los estadounidenses que un enfoque humano no solo es lo correcto, sino también la mejor manera de establecer orden y seguridad en nuestra frontera sur.

Sé que la política en este tema no es sencilla. También comprendo por qué resulta tentador permitirle al gobernador tomar control de la frontera en Texas en vez de protagonizar una confrontación pública por un tema político tan delicado. Pero si el presidente no hace valer la clara supremacía del gobierno federal en materia de inmigración, dejará crecer el problema, que no solo será una crisis humanitaria, sino también un conflicto político para su administración hacia la contienda de 2024.

Si está del lado correcto de la historia y demuestra el tipo de liderazgo firme y decisivo que los estadounidenses quieren con tanta desesperación, la política será una lógica consecuencia. Después de todo, cuando Biden ganó las elecciones presidenciales fue en parte por su promesa de “restaurar nuestra posición moral en el mundo y nuestro papel histórico como destino seguro para los refugiados y solicitantes de asilo”.

Ahora es el momento de cumplir.

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