¿Quiénes son los dueños de la Caja del Seguro Social?

¿Quiénes son los dueños de la Caja del Seguro Social?
Este año un total de 800 funcionarios de la CSS, se acogieron al retiro voluntario. Foto, archivo.

Los asegurados no son pordioseros ni pedigüeños, son legítimos dueños de la CSS, pero sin ningún poder, ya que quienes administran la institución se han apropiado de ella y no resuelven las dificultades derivadas de su mala gestión.

La creación de un título constitucional, como el del Canal de Panamá, sería ideal para resolver todos los problemas de la Caja de Seguro Social, según manifestó el Dr. Enrique Lau Cortés, recientemente. En realidad, no se entiende cómo tal legislación puede poner fin a todos los desmanes que las administraciones de la CSS han llevado a esta institución durante décadas.

Como si fuera una suerte de birlibirloque, el título constitucional solventará la falta de médicos, de camas, medicinas, equipos médicos y cualquier otro problema de magnitud en esta institución que es de todos los panameños.

La CSS no cuenta con servicios comerciales que pueda ofrecer al público en general para obtener los fondos necesarios para atender las necesidades de la institución y los asegurados. Entonces, ¿cómo puede el título constitucional, al igual que el del Canal de Panamá, ser eficaz para poner fin a décadas de mala administración de la CSS y salvar de la pobreza a los miles de jubilados y pensionados del país?

 “Si tuviera que escoger una sola acción, escogería el título constitucional. Al Canal le ha ido muy bien y admiro mucho el trabajo que hace”, agregó Lau Cortés. Claro, al Canal le ha ido muy bien porque presta un servicio al mundo muy rentable y trabaja muy duro las 24 horas del día para cumplir con sus objetivos.

¿Pero la CSS está en esta condición? No, si en sus instalaciones hay que rogarles a todos los funcionarios, sin excepción, para que atiendan con esmero y humanismo a las miles de personas que acuden allí en búsqueda de atención para aliviar los males que los aquejan.

Los asegurados no son pordioseros ni pedigüeños, son legítimos dueños de la CSS, pero sin ningún poder, ya que quienes administran la institución se han apropiado de ella y no resuelven las dificultades derivadas de su mala gestión. Para lograr que se les atienda, los asegurados, sobre todo los jubilados, deben llevar a cabo manifestaciones inútiles, y nadie les presta la mínima atención, como si fueran mendigos.

La Caja de Seguro Social se creó mediante la Ley 23 del 21 de marzo de 1941. Y empezó a regir a partir del 31 de marzo de ese mismo año, por lo cual el día de la Seguridad Social en Panamá se conmemora en esa fecha. Fue la primera que se dictó en materia de protección al trabajador panameño en relación con accidentes de trabajo.

Luego se promulgaron distintas leyes para establecer el sistema de pensiones y el retiro de todos los trabajadores y otras medidas más en beneficio de los asegurados. Todo el mundo entró en el paquete de los beneficios de la Caja de Seguro Social. Sin embargo, todo tenía que ver con un sistema de pago, nada era gratuito.

Bueno, todavía hay que trabajar y pagar una cuota mensual de seguridad social para después lograr los beneficios que otorga la jubilación, la cual es sagrada para todos los panameños que cumplan con la edad de retiro.

Ahora bien, ¿por qué los administradores de la CSS se dan el lujo de manejar a sus antojos las cuestiones vitales de la institución sin tomar en cuenta el parecer de los dueños de la institución, a quienes dejan relegados a su suerte y no les resuelven sus problemas?

La metolología de escogencia de los administradores de la institución debe ser modificada, en aras de que los panameños obtengan los beneficios de la CSS y no que tengan que “suplicar” todos los días para ser atendidos adecuadamente.

No se necesita ser un sabio para administrar adecuadamente la CSS, solo se necesita trabajar con ahínco y tener un poquito de amor al prójimo. Ciertamente, el director ni los miembros de la junta directiva del CSS no son los dueños de la misma, sino los asegurados.

No estaría de más someter a un verdadero concurso la dirección de la CSS, porque lo que se requiere es trabajo duro, tanto física como mental, para ganarse el tremendo salario que paga la CSS durante diez largos y tendidos años.

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