La Corte Internacional de Justicia tendrá que responder a la pregunta de si hay genocidio israelí en Gaza
Como se sabe, Sudáfrica, Estado parte de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, presentó el 29 de diciembre ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Países Bajos, una bien documentada comunicación de 84 páginas para que el tribunal se pronuncie, publicó en su página de opinión el diario español El País.
Alega Sudáfrica que Israel está cometiendo genocidio en Gaza y lo fundamenta con ocho alegaciones sólidamente sustentadas; y presentó pruebas devastadoras de que Israel ha incumplido las obligaciones de la Convención.
La decisión sobre el fondo no será inmediata. Pero Sudáfrica ha solicitado a la CIJ que dicte medidas provisionales “con carácter de extrema urgencia” ordenando a Israel detener sus ataques para proteger a la población civil palestina y preservar las pruebas.
Las audiencias al respecto ya se realizaron en La Haya el 11 y 12 de enero y la CIJ tendrá que pronunciarse pronto. Con una decisión que podría apuntar a una orden de “cese de fuego” la que, por obvias razones, pararía la máquina de guerra y de devastación puesta en marcha por Israel a lo largo de más de 100 días con los resultados dantescos que son de conocimiento del mundo.
La decisión sobre la medida provisional sería de obligatorio cumplimiento, como lo son todas las decisiones de tribunales internacionales. Su cumplimiento puede ser supervisado tanto por la propia CIJ como por el Consejo de Seguridad de la ONU. Podrían tener, por ello, un efecto inmediato ante la incontenible devastación en marcha.
Además de la relevancia de las medidas provisionales solicitadas, este proceso destaca en su relevancia y posibles repercusiones al menos en otros dos aspectos fundamentales.
En primer lugar, porque en cuanto al fondo del asunto, Sudáfrica solicita al tribunal “que garantice el cumplimiento por parte de Israel de sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el Genocidio de no cometer genocidio y de prevenir y castigar el genocidio”. El tribunal tendrá que pronunciarse sobre este asunto medular.
En segundo lugar, porque analizará los hechos que sean puestos en conocimiento de la Corte y el marco fáctico conocido: 25,000 muertos en Gaza, entre los cuales 12,000 niños y mujeres, además de 63,000 heridos. Entender estos hechos de devastación y muerte como un acto de “autodefensa” nacional por Israel, tendría que suponer algo insostenible como que la única seguridad para Israel es que Gaza sea aplastada y vaciada.
En tercer lugar, por las variadas declaraciones públicas de altos funcionarios israelíes que llevan a concluir que los actos de devastación no son una casualidad ni un “error” sino un objetivo decidido. Esos objetivos declarados cuadran 100% con la tipificación de genocidio y con lo ocurrido en Gaza.
Solo cuatro ejemplos:
1) Netanyahu, instando a los israelíes a “recordar” el relato del Antiguo Testamento sobre la matanza de Amalec (“Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos”);
2) El ministro de Defensa Yoav Gallant, anunciando que “Gaza no volverá a ser lo que era antes: lo eliminaremos todo”;
3) El ministro de Energía e Infraestructuras, sobre los gazatíes: “No recibirán ni una gota de agua ni una sola batería hasta que dejen este mundo”;
4) El coronel Yogev Bar-Sheshet hablando en la televisión israelí desde Gaza: “Quien vuelva aquí, si vuelve después, encontrará tierra quemada”, dijo. “Sin casas, sin agricultura, sin nada. No tienen futuro”.
En cuanto al fondo de la cuestión, la alegada “legítima defensa” para justificar la violencia en Gaza difícilmente será acogida por la CIJ. Ante todo, porque la “legítima defensa” para ser “legítima” no puede excusar ni justificar actos de genocidio.
Los hechos hablan por sí solos. Y como lo declaró Sudáfrica en el tribunal, nada de lo actuado por Israel desde el 7 de octubre apuntó a una represalia selectiva contra Hamas ni al rescate de rehenes. Israel sólo ha rescatado un rehén, y los soldados israelíes mataaron a tres rehenes hebreos que agitaban una bandera blanca. Casi todos los 110 rehenes israelíes que han vuelto a casa fueron liberados mediante tregua, negociación e intercambio de prisioneros.
Antecedentes de la guerra
La cronología del contexto de horror es larga y tiene varias décadas. No empezó el 7 de octubre con el ataque de Hamas. En su intervención ante la CIJ el abogado sudafricano Max du Plessis expresó que la opresión de los derechos palestinos por Israel durante décadas debe considerarse el contexto crucial de la violencia en Gaza.
En apretado resumen dos hechos fundamentales que son un contundente dato de la historia:
Uno, la ocupación israelí de territorios palestinos desde la guerra de agresión de 1967. Cuando Israel ocupó ese año territorios palestinos y los Altos del Golán en 1967 no sólo nunca los devolvió, sino que instauró en ellos un “apartheid” contra los palestinos junto con la creciente proliferación de asentamientos israelíes fuera de las fronteras israelíes. Particularmente en la Cisjordania ocupada.
Dos, actos de ocupación que ha sido reiteradamente condenada por Naciones Unidas, desde el mismo año de la ocupación, sin que las resoluciones sean cumplidas por Israel. Todas las resoluciones adoptadas en la Asamblea General o en el Consejo de Seguridad desde 1967 (por ejemplo la 242/1967) han sido incumplidas/ignoradas por el Estado invasor/ocupante. Es la ocupación territorial de más extensión temporal en los siglos XX y lo que va del XXI: ¡casi 60 años! ¿No es esa la verdadera “olla de presión” y de tensión en la zona?
Si bien a primera vista puede chocar que el Israel cometa actos de genocidio, tanto su condición de Estado ocupante como la devastación producida desde octubre del año pasado, pesarán mucho en el análisis y la decisión de la CIJ. Existe la Convención contra el Genocidio y un mundo razonablemente informado pese a que durante los ataques israelíes decenas de periodistas en Gaza (y sus familias) murieron bajo los incontenibles bombardeos israelíes.