Tras varios fracasos previos, Teherán concluye por fin con éxito su programa Simorgh (“Fénix”) para poner en órbita satélites
Irán ha logrado este viernes un nuevo avance en su programa espacial con el lanzamiento exitoso de un cohete Simorgh desde el centro espacial Imán Jomeini, en la provincia rural de Semnan. Este cohete portador de satélites transportó un “sistema de propulsión orbital” y dos equipos de investigación, situándolos en una órbita de 400 kilómetros sobre la Tierra, informó el diario español La Razón.
Ese logro supone, sobre el papel, un nuevo paso de Teherán para mejorar su red de satélites, muy importante desde el punto de vista científico pero inofensivo desde el punto de vista militar.
Sin embargo, los expertos occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, temen que detrás de este lanzamiento se esconda el plan iraní para desarrollar potentes misiles balísticos. Y eso ya no es buena noticia.
El lanzamiento se llevó a cabo utilizando el programa Simorgh, un cohete portador de satélites que acumulaba un notable historial de fracasos pero que, a tenor de lo visto este viernes, está ya a punto para ser utilizado por la autoridades iraníes.
Logró transportar una carga útil de 300 kilogramos, mayor a la de lanzamientos previos, lo que pone de manifiesto las mejoras en la capacidad de carga y la eficiencia del sistema.
El problema es que, tal y como han advertido los expertos en varias ocasiones, ese tipo de infraestructuras podrían reducir el tiempo necesario para desarrollar misiles balísticos intercontinentales, un arma que para Irán sería de vital importancia y que puede alterar el equilibrio de fuerzas en caso de una guerra. El uso de ese tipo demisiles en la guerra de Ucrania, tanto por Moscú como por Kiev, está generando una enorme controversia, como ha quedado demostrado estos días.
En el caso de Irán, el acceso a una tecnología cada vez más sofisticada en el campo de los misiles podría llevar a una escalada en su permanente enfrentamiento con Israel.
Potenciar el programa espacial ha sido una recurrente obsesión de los diferentes líderes de Irán, aunque con altibajos y siempre bajo el escrutinio de las potencias occidentales, en permanente alerta sobre las capacidades militares y nucleares por parte de Irán.
Las autoridades de Irán han insistido siempre en que su programa espacial y nuclear son exclusivamente civiles, sin ningún tipo de aspiración milirar, pero la inteligencia estadounidense y la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), han advertido en repetidas ocasiones de que Teherán tiene planes nucleares encubiertos que pasan por la producción de uranio enriquecido (o, al menos, el intento de hacerlo) y su incorporación a armas de largo alcance.
El programa Simorgh (“Fénix” en persa) es una iniciativa de desarrollo espacial centrada en el uso de cohetes para lanzar satélites en órbita terrestre baja y transportar cargas de hasta 250 kilogramos a órbitas de 500 kilómetros de altitud.
El anuncio de que las pruebas han dado resultado pone fin a una serie de fracasos previos que pareció empezar a romperse en enero del 2024, cuando Irán realizó con éxito el lanzamiento de tres satélites simultáneamente utilizando el Simorgh.