Lhamo Dhondup, el nombre de nacimiento del máximo líder religioso budista, llega hoy a su 88 cumpleaños con mucha de esa popularidad mermada. Un video de una audiencia difundido ampliamente en redes sociales a mediados de abril generó una ola de desprecio.
El dalái lama celebra este jueves su 88 cumpleaños en su residencia en la ciudad india de Dharamshala, abrazado al mensaje de la paz, mientras, la vida de uno de los líderes religiosos más importantes del mundo se recupera del escándalo y la idea del Tibet libre envejece con él.
“Al mostrar su aprobación por lo que estoy tratando de hacer, mis amigos me han brindado su apoyo incondicional por lo que me gustaría agradecerles”, dijo en un mensaje a propósito de su cumpleaños, desde su residencia oficial en McLeod Ganj, un poblado en la cordillera india del Himalaya.
Ha pasado casi una década desde que el dalái lama ganó el apodo del líder religioso más popular del mundo, cuando apareció en el escenario del Festival de Glastonbury para celebrar su 80 cumpleaños, eclipsando con una sonrisa y su túnica mostaza la memorable aparición de Kanye West, que la noche anterior se había declarado como “la estrella de rock más grande del planeta”.
Lhamo Dhondup, el nombre de nacimiento del máximo líder religioso budista, llega hoy a su 88 cumpleaños con mucha de esa popularidad mermada. Un video de una audiencia difundido ampliamente en redes sociales a mediados de abril generó una ola de desprecio.
Las imágenes mostraron al líder besando a un niño en los labios para acto seguido preguntar si podía “chupar” su lengua, durante un acto público y en presencia de otros adultos.
La oficina del dalái lama emitió una disculpa y afirmó que el líder budista “a menudo toma el pelo a las personas que conoce de forma inocente y traviesa, incluso en público y ante las cámaras”, mientras que líderes del Gobierno tibetano en el exilio salieron en su defensa y calificaron lo sucedido de una campaña de desprestigio motivada por China.
“Muchas personas en diferentes partes del mundo han escuchado mi nombre y aprecian lo que tengo que decir, además he sido galardonado con el premio Nobel de la paz. Por mi parte, rezo para poder traer la paz al mundo mediante la difusión de la comprensión de la unidad de la humanidad”, dijo hoy el dalái lama en un mensaje dirigido “a sus amigos”.
Sin referencias a lo ocurrido en abril pasado o a la causa del Tibet, controlado por China, el líder espiritual recordó que él es “simplemente un ser humano¨.
A los amigos, en el mensaje definido por la búsqueda de la paz y el compromiso de trabajar en ella, “les insto a que adopten una resolución valiente como la que yo, su amigo, Lhamo Dhondup, de Amdo, he hecho”, concluyó.
El líder budista que cruzó andando el Himalaya en 1959, tras una fallida revuelta popular en Lhasa contra el dominio chino, es la esperanza de millones de tibetanos frente a China, que ejerce su dominio sobre el Tíbet.
Sin embargo, su decisión de renunciar al poder político para dedicarse al liderazgo espiritual es otra de las acciones que causan la crítica de los tibetanos, especialmente la comunidad en el exilio que esperaba que este usara su influencia para una batalla potente contra Pekin.
El líder tibetano que nació el 6 de julio de 1935 en Taktser, en el Tíbet oriental, se convirtió a los dos años de edad en cabeza espiritual de su pueblo al ser reconocido como la reencarnación de su predecesor.
Ahora, aunque ha dicho que espera vivir más de 100 años, la incógnita de su sucesión, que de acuerdo a la tradición budista debe ocurrir en el Tibet a través de su “reencarnación”, sigue marcando los últimos años de su legado.